Hakim Ariza destaca: “me costó mucho porque a veces hay días malos, en los que me siento cansado, pero al final me concentré y recordé mi potencial. Me dije que debía lograrlo y así fue”, dice el joven, de 13 años, quien el pasado mes de noviembre ganó medalla de bronce, en la categoría 13-14 de kata, representando a Venezuela en el Campeonato Centroamericano y del Caribe de Karate (CCCK), celebrado en El Salvador.
Hakim Ariza
“El desempeño del equipo venezolano fue muy bueno, sobre todo el de las niñas. Hicieron un trabajo genial, que se evidenció en este campeonato y que demuestra el talento que tenemos en el país. Cada categoría dio lo mejor de sí y mostró sus capacidades”, resalta.
Durante 7 meses se estuvo preparando, día y tarde, para lograr un alto desempeño en esta competencia internacional. Pero sus logros no quedan allí, recientemente participó en la Copa Simón Bolívar, realizada en la ciudad de Valencia, en la que se alzó con la medalla de oro en kata, categoría 12-13 años.
“Lo bueno de practicar deportes es que te ayudan a mantener tu organismo mucho más saludable. Ahorita hay muchos niños con sobrepeso y practicar algún deporte los ayuda con eso, además de que les permite tener una mejor alimentación. Otra de las cosas positivas es que te vuelves muy disciplinado en todo”, comenta.
Los sueños de Hakim
Cuando tenía 3 años, comenzó a practicar karate, no solo aprendió kata, también adquirió destrezas en kumite. Con el paso del tiempo él y su familia notaron la pasión por el deporte y pasó de ser una actividad extracurricular, a formar parte de su vida. A diario, le dedica más de dos horas al entrenamiento, pero cuando se acercan las competencias, debe dividir su vida entre el colegio y las prácticas.
Aunque Hakim no sabe a qué quiere dedicarse cuando sea grande, tiene muy claro su principal sueño: ser campeón mundial. “Y si se da, porque no sé si van a agregar el karate a las olimpiadas, me encantaría ser campeón olímpico. Me gustó mucho la participación de Antonio Díaz en los Juegos Olímpicos 2020; aunque no logró ganar, hizo buen trabajo”.
Para alcanzar sus metas, ha tenido que desarrollar algunas habilidades en el camino, que le han permitido lograr lo que se ha propuesto e ir por más. “Es muy importante ser organizado para que el tiempo te pueda rendir. También me ha dado disciplina y estructura, lo que me ha ayudado a alcanzar cada objetivo”, afirma.
Comenta que lo que más le gusta del karate es verlo, porque los movimientos que se realizan son muy bonitos y es emocionante. “Cuando lo practico se me olvidan las cosas. Si tengo algún problema, deja de importar, porque me concentro en lo que hago y me preparo para enfrentar cualquier obstáculo”.
La importancia de la familia
Hakim siempre ha contado con el apoyo de su familia. Desde sus comienzos, ha encontrado en ellos impulso, inspiración y soporte. Su mamá se ha convertido en su fanática principal, quien lo ha acompañado a sus entrenamientos y competencias, siempre con el orgullo a flor de piel y con lágrimas de alegría con las que expresa la felicidad de ser parte del camino recorrido por su hijo.
Papá es parte importante de este trayecto, porque ha motivado a su hijo en cada etapa y lo ha impulsado a creer en sí mismo y a apostar por lo que le apasiona. Su hermano, menor que él, se ha convertido en su amigo y ayudante siempre que ha sido necesario, así sea preparando un plato de comida para que él llegue a tiempo a las prácticas.
“Si los padres no apoyan al niño, puede que sea muy bueno, pero no va a dar lo que debería dar. Los papás deben comprometerse en este camino deportivo para que se logren los objetivos. Acompañarlo a las prácticas y alentarlos en cada momento”, dice.
La preparación de un ganador
Las habilidades bien trabajadas se convierten en talento que da excelentes resultados. En eso se han transformado las destrezas de Hakim, pero para lograrlo ha tenido que entrenar arduamente junto a su sensei David Pacheco, quien se ha convertido en su mentor y también en un pilar muy importante en su preparación.
Cada día, fortalece sus cualidades en el dojo Shugyo, y cuando no está allí, en ese lugar que se ha convertido en su hogar, entrena con dos de sus amigos, pero siempre tiene en mente lo que desea lograr y se prepara constantemente para que lo que está en su mente y su corazón, se convierta en una realidad.
“Si me mantengo y sigo subiendo de nivel, podré lograr mis objetivos. Me encantaría convertirme en sensei en algún momento y poder llevar a más niños y niñas a grandes competencias, como lo han hecho conmigo. Pero mi meta más importante es convertirme en campeón mundial e inspirar a otras personas”, resalta.
Por Wanda López Agostini / Fotos: Francisco Touceiro
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