El papa Francisco falleció el pasado 21 de abril a las 7:35 de la mañana. Aunque en principio no estaba clara la causa de la muerte, se sabía que tras más de un mes ingresado en el hospital Policlínico Gemelli de Roma, el Pontífice se encontraba en recuperación, pero, su estado de salud seguía siendo delicado.
En este contexto, y según reseña Infobae que cuenta el diario Corriere Della Sera, el papa se levantó temprano, a las 6 de la mañana, y se encontraba en buen estado, sin embargo, luego se comenzó a sentir mal, su estado de salud se deterioró rápidamente y sufrió un ictus cerebral, que provocó un coma y un fallo cardiocirculatorio irreversible.
¿Qué es un ictus cerebral?
El ictus cerebral, conocido comúnmente como derrame cerebral o accidente cerebrovascular, es una condición médica grave que ocurre cuando el flujo de sangre en el cerebro se interrumpe o reduce, privando al órgano de oxígeno y nutrientes esenciales, refiere el sitio web de la Clínica Universidad de Navarra.
En otras palabras, el ictus es un trastorno neurológico que ocurre de manera repentina y puede tener consecuencias graves si no se atiende de inmediato, pues altera la circulación cerebral, y ocasiona un déficit transitorio o definitivo del funcionamiento de una o varias áreas del encéfalo.
En tal sentido, la recomendación de los expertos es que desde el primer momento que la persona presente síntomas, acuda a urgencias médicas.
¡Alerta!
Entre los síntomas que se pueden presentar ante un ictus cerebral se encuentran: mareos, adormecimiento o pérdida de fuerza y debilidad en un lado del cuerpo. También se pueden presentar problemas para hablar, escribir o entender el lenguaje.
Otros síntomas según el portal especializado en medicina Mayo Clinic son pérdida repentina de visión en uno o ambos ojos, confusión repentina, pérdida del equilibrio o de la coordinación, fuerte y repentino dolor de cabeza sin causa conocida.
Vale acotar que, el riesgo de ictus cerebral aumenta por la edad avanzada, la presión arterial alta, la diabetes, el colesterol alto, el tabaquismo y antecedentes familiares de ictus.
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