La noticia del compromiso entre Taylor Swift y Travis Kelce ha desatado una auténtica subasta de talento celebrity. Buddy Valastro, el icónico pastelero de Cake Boss, fue el primero en alzar la mano a través de Instagram Stories: "Ya sabes a quién llamar si necesitas una tarta de boda @taylorswift @killatrav", escribió el 5 de septiembre junto a una foto vintage donde posa con Swift y su hija Sofia frente a un pastel temático de la gira Speak Now (2011). No solo eso: la publicación incluyó la canción August de Swift como banda sonora, confirmando su estatus de "Swiftie" declarado en los comentarios . Valastro, fresh de crear un pastel de seis pisos para la boda de Hunter Fieri, prometió un diseño "country chic" con múltiples sabores que fusionen las pasiones de la pareja
Pero el entusiasmo no termina en la repostería. Martha Stewart, a sus 84 años, se ofreció como planificadora nupcial en un video donde brindaba con vino blanco mientras bromeaba: "Es hora de llamar a la planificadora de bodas definitiva" . La leyenda del lifestyle incluso describió el alcohol como "néctar de los dioses", en una jugada que mezcla humor y experiencia tras décadas organizando eventos de alto perfil.
La banda Foreigner añadió un toque de rock clásico con una "oferta formal" en formato de carta abierta en Instagram: "Queridos Taylor Swift y Travis Kelce: sabemos qué es el amor. Pasamos 40 años descifrándolo… y ahora ustedes también. Acepten esto como nuestra oferta oficial para ser la banda de su boda" . El guiño a su éxito I Want to Know What Love Is fue inmediatamente celebrado por fans que imaginan a Swift cantando junto al grupo en un momento nostálgico.
Tras bambalinas, la planificadora de celebridades Beth Helmstetter (cuya clientela incluye a elites de Hollywood) reveló que el evento probablemente será una celebración íntima en la propiedad de Swift en Rhode Island o Nashville, lejos de miradas no deseadas . "Hosting en su casa permitiría que la celebración se sienta profundamente personal y expansiva", explicó Helmstetter, quien sugiero detalles como numerología en los arreglos florales (un guiño a la obsesión de Swift con el número 13) y un domo planetario sobre la cena que revele constelaciones . Para Travis, propuso momentos lúdicos como una banda de música liderando el after-party o snacks nocturnos que evoquen los estadios de la NFL.
La locura por participar en la boda incluso llegó a diseñadores de moda. Jove Meyer, experto en bodas de lujo, visualizó a Travis en un esmoquin personalizado de Tom Ford o Ralph Lauren Purple Label con un parche escondido de uno de los gatos de Swift, mientras que la novia portaría múltiples vestidos, posiblemente de Vivienne Westwood o Nicole + Felicia Couture . "Su vestido será más que couture; será una narrativa, como su trabajo artístico", anticipó Nicala La Reau de Pronovias.
Pese al aluvión de ofertas, fuentes cercanas a la pareja insisten en que la boda será "un asunto privado, no un espectáculo" . "Ambos tienen un círculo cercano de amigos, y respetarán su privacidad", aseguró un insider a People, destacando que Swift está "increíblemente feliz" y muestra constantemente su anillo de compromiso de corte old mine, valorado entre $675,000 y $1 millón . Mientras, los fans especulan con que Stevie Nicks (a quien Swift regaló una pulsera dorada con las iniciales TTPD) podría realizar una actuación acústica, cerrando el círculo de admiración mutua entre las artistas.
Con la fecha y ubicación aún bajo llave —aunque Ocean House en Rhode Island y Ashford Castle en Irlanda suenan fuerte—, lo único claro es que esta unión ha movilizado a la industria del entretenimiento como un evento de Estado, donde el acceso vale más que cualquier cheque.
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