Con la llegada del otoño, los días se acortan y las noches se alargan. El 2 de noviembre los relojes deberán retrasarse una hora a las 2 a.m., marcando así el inicio del horario de invierno en Estados Unidos.
El horario de verano, que comenzó el 9 de marzo, ha sido objeto de debate en el Congreso, con intentos de establecerlo de forma permanente, aunque hasta ahora no se ha aprobado ninguna medida según informa Telemundo.
Horario flexible
El horario de verano, que permite adelantar o retrasar los relojes, se implementó para aprovechar mejor la luz natural y comenzó en Estados Unidos en 1918.
Originalmente, los relojes se adelantaban en abril y se retrasaban en octubre, pero en 2005 se estableció que comenzara el segundo domingo de marzo y terminara el primer domingo de noviembre.
Actualmente, casi todos los estados lo observan, excepto Arizona y Hawái, mientras que algunos territorios estadounidenses, como Puerto Rico y Guam, no aplican este cambio de hora.
Hora estándar
La hora estándar, que es la hora local cuando no se aplica el horario de verano, se considera más alineada con el reloj interno del cuerpo humano.
Expertos señalan que el ciclo natural de luz y oscuridad es crucial para nuestra salud y bienestar, y que el horario de verano puede alterar este equilibrio, provocando problemas de sueño y efectos negativos en la salud.
A pesar de las ventajas que se le atribuyen, el horario de verano sigue siendo un tema controvertido en el ámbito legislativo y social.
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