Los ataques epilépticos son una serie de convulsiones o movimientos corporales incontrolados de forma repetitiva que ocurren debido a un trastorno neurológico provocado por el aumento de la actividad eléctrica de las neuronas en alguna zona del cerebro.
El cerebro es el motor del cuerpo humano, gracias a él, el ser humano piensa, se mueve, habla, en fin, se desenvuelve en el día a día; sin embargo, hay momentos en el que falla y decae en enfermedades como la epilepsia.
Este padecimiento tiene su origen en algunos cambios breves y repentinos del funcionamiento del cerebro, no es contagiosa, ni es sinónimo de retraso mental. Se trata de una afección neurológica.
Síntomas
Las crisis generalizadas pueden manifestarse con pérdida brusca de conocimiento, contractura de los músculos, tanto de las extremidades como de la cara, seguidas de sacudidas rítmicas.
En algunos casos, especialmente en niños y adolescentes, suele presentarse pérdida de conocimiento, sin desmayo ni convulsiones, con una duración de segundos y rápida recuperación.
Pueden presentarse con sensaciones subjetivas extrañas o difíciles de describir o con fenómenos auditivos, visuales, sensación de hormigueo, entre otros.
También pueden aparecer en forma aislada o dar paso a una pérdida de conocimiento con movimientos automáticos de la boca, de las manos u otra parte del cuerpo.
Existen otras manifestaciones menos frecuentes que deben ser evaluadas por un especialista, como:
– Períodos de confusión mental.
– Comportamientos infantiles repentinos.
– Movimientos como el de masticar alimentos sin estar comiendo, o cerrar y abrir los ojos continuamente.
– Debilidad y sensación de fatiga profunda.
– Períodos de “mente en blanco”, en los que la persona es incapaz de responder preguntas o mantener una conversación.
– Convulsiones.
– Fiebre.
Causas de los ataques epilépticos
La epilepsia es un trastorno con muchas causas posibles. Cualquier cosa que impida o distorsione el patrón de actividad neuronal normal puede conducir a la aparición de una crisis epiléptica.
– Una cantidad más alta de neurotransmisores activos, incrementando así la actividad neuronal.
– De igual manera, una cantidad baja de inhibidores de dichos neurotransmisores, lo cual también aumenta la actividad neuronal. Los neurotransmisores deben ser equilibrados.
De interés
– Las crisis epilépticas producen una alteración momentánea del funcionamiento cerebral, debida a la descarga súbita y desproporcionada de los impulsos eléctricos que habitualmente utilizan las células del cerebro.
– Los síntomas que presente una persona durante una crisis epiléptica dependerán de la o las zonas del cerebro que sean afectadas por la descarga.
– Las crisis epilépticas son más frecuentes de lo que comúnmente se piensa y afectan al 1% de la población. Pueden comenzar a cualquier edad, pero con frecuencia se inicia durante la niñez y la adolescencia, en todos los grupos humanos sin distinción de edad, sexo, raza ni condición económica.
– Los cuadros epilépticos no son contagiosos, no constituyen una enfermedad mental, no afectan la inteligencia, y las personas que las presentan pueden llevar una vida prácticamente normal, una vez que logran controlar sus crisis con el tratamiento apropiado.
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Convulsiones
Son las contracciones y distensiones repetidas de un músculo de forma brusca y generalmente violenta.
Según la Comisión Internacional de la Liga Internacional contra la Epilepsia las crisis epilépticas se clasifican en:
– Convulsiones parciales. Aquellas provocadas por el funcionamiento eléctrico anormal en una o más regiones de uno de los lados del cerebro. Se percibe con una sensación extraña, que puede consistir en trastornos visuales, anomalías de la audición o cambios en el sentido del olfato. Existen 2 tipos de convulsiones parciales, que son las convulsiones parciales simples, que normalmente duran menos de 1 minuto, y las convulsiones parciales complejas, que suelen durar entre 1 y 2 minutos.
– Convulsiones generalizadas. Afectan a ambos lados del cerebro. Existe pérdida del conocimiento y un período postictal después de la crisis. Entre los tipos de convulsiones generalizadas se incluyen las convulsiones de ausencia, caracterizada por un estado de conciencia alterada y episodios durante los cuales el paciente mantiene la mirada fija y no suele durar más de 30 segundos.
– Convulsiones atónicas. En ellas se produce una pérdida súbita del tono muscular, por lo que tienden a desmayarse, dura aproximadamente 30 segundos.
– Convulsiones tónicas-clónicas generalizadas. Presenta la sucesión de 5 fases diferentes. El cuerpo, los brazos y las piernas se contraen, se estiran y tiemblan, seguido por contracciones de los músculos, y el período postictal, durante el cual, el paciente puede estar somnoliento, tener problemas de la vista o del habla, un fuerte dolor de cabeza y sentirse fatigado o adolorido.
– Convulsiones mioclónicas. La cual consiste en un movimiento rápido o una sacudida brusca de un conjunto de músculos, y puede ocurrir varias veces en un día o durante varios días seguidos.
Importante
No son hereditarias, por lo que no pueden transmitirse a otras generaciones. Es decir, cualquier individuo y a cualquier edad puede padecer una epilepsia.
Prevenir los ataques epilépticos
Existen situaciones que, aunque no son causa de epilepsia, actúan como factores precipitantes de crisis, ellas son:
– Bebidas alcohólicas. Su ingesta excesiva puede provocar convulsiones en el periodo de deprivación.
– Actividad física. La respiración agitada favorece en algunos pacientes la presentación de sus descargas anormales, por ello es recomendable la práctica de cualquier deporte, incluyendo la natación, siempre y cuando se haga con vigilancia y sin llegar al agotamiento.
– Privación del sueño. Esta puede precipitar algunos tipos de crisis, es preferible, si el paciente requiere desvelarse por estudio o diversión, que duerma previamente una siesta y luego prolongue sus horas de sueño.
– Ayuno prolongado. La hipoglicemia severa puede provocar crisis convulsivas aún en sujetos no epilépticos, para evitarlas es suficiente con que el paciente haga sus comidas a las horas usuales.
– Interacciones medicamentosas. Algunos medicamentos elevan los niveles de los fármacos anticonvulsivos provocando manifestaciones de toxicidad, mientras que otros los disminuyen y ocasionan descontrol de la epilepsia.
– Suspensión del anticonvulsivo. La interrupción brusca del tratamiento puede ocasionar estado epiléptico. Cualquier modificación de dosis se debe realizar lentamente.
¿Qué hacer ante los ataques epilépticos?
– Mantenga la calma.
– Evita sujetar a la persona o evitar que se mueva.
– Retire cualquier objeto duro o cortante que se encuentre cerca.
– Jamás coloques nada en la boca de la persona porque podría lesionarle los dientes o la mandíbula.
– Coloca algo plano, pero no blando baja su cabeza.
– Girar a la persona suavemente hacia un lado para que tenga libre las vías respiratorias.
– Evita darle respiración boca a boca (como RCP).
– Hasta que la persona no esté completamente alerta o recuperada del episodio, evita darle agua o cualquier alimento.
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2021-08-13
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