La bomba salarial detona el mito: Carlos Villagrán cobraba apenas 650 pesos mexicanos por episodio como Quico en los años 70, mientras Rubén Aguirre (Jirafales) destapaba que el actor recibió jugosas ofertas desde Venezuela: “Le ofrecían hasta 10 mil dólares por presentaciones”.
Ante la negativa de Chespirito a subirle el sueldo, Villagrán enfrentó al creador exigiendo libertad para llevar su personaje fuera de México, pero Gómez Bolaños fue contundente: “El personaje de Quico le pertenecía legalmente”. La chispa que incendió la salida del niño mimado.
Su fuga marcó un quiebre irreparable: Villagrán confiaba en triunfar en solitario, pero según Aguirre, “se dio un frentazo en la vida” con proyectos fallidos como “El niño de papel”. El actor sentenció que el éxito radicaba en el elenco completo: “Quico sin la Chilindrina, sin Doña Florinda, sin Don Ramón, no es nadie”. Ramón Valdés incluso lo acompañó en su aventura venezolana, un fracaso que aceleró el ocaso de la vecindad.
Hoy, “Chespirito: Sin querer queriendo” (Max) revive el conflicto con el personaje “Marcos Barragán”, retratado como vanidoso y ambicioso: llega en limusina a Acapulco, ignora fans y convence a “Don Ramón” de abandonar el show. La serie también evita nombres reales: Florinda Meza es “Margarita Ruiz” y Villagrán, “Barragán”, tras amenazas de demanda por supuesta difamación.
El legado sigue en disputa: Villagrán insistía en ser co-creador de Quico (“La figura más vendida”), mientras Chespirito comparaba su reclamo con “Burton queriendo ser Shakespeare”. La bioserie, estrenada en junio 2025, expone cómo los 42 productos merchandising profundizaron la grieta… y por qué México vetó al actor tras su salida.
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