La historia de Luis Font parece extraída de un guion cinematográfico: de la cumbre del éxito mundial con Locomía en los años 90 tocar fondo en 2024, durmiendo en un banco de Madrid y dependiendo de la caridad para comer. Sin embargo, el fundador de la banda que conquistó con ritmos tecno y enormes abanicos ha escrito un nuevo capítulo. Lejos de España y de la indigencia, Font ha encontrado en México un salvavidas, un hogar y una oportunidad para renacer, tanto personal como profesionalmente.
De la fama a la calle
El camino hacia la situación de calle de Luis Font fue prolongado y complejo. Tras la disolución de Locomía en 1997, el artista enfrentó una depresión que se extendió por 27 años. Él mismo ha reconocido que, tras su salida "forzosa" del grupo que ayudó a crear, comenzó a refugiarse en la cocaína. "Cuando él me sacó, se me vino el mundo abajo", confesó Font en referencia a su hermano Xavier, cofundador de la banda.
Su situación en España se volvió crítica a principios de 2024. Sin trabajo y con una lesión en el menisco que le impidió continuar cantando en el metro de Madrid –su última fuente de ingresos–, terminó viviendo en un parque. En declaraciones a los medios, describió la crudeza de esa etapa, dormía en un banco cubierto con un edredón y un cojín que un amigo le había dado, y usaba plásticos para abrigarse. "Lo poco que tengo es para comer", llegó a afirmar entonces. En su desesperación, incluso consideró participar en un reality show de supervivencia como tabla de salvación.
La ayuda desde México
El punto de inflexión en la vida de Font llegó con un acto de solidaridad transatlántica. "Una familia de México me acogió porque mi situación era muy difícil. Me ayudaban y me mandaban dinero para que comiese", relató el artista en el programa 'Fiesta'. Lo que comenzó como un apoyo a la distancia culminó con su traslado a México, donde ha vivido los últimos seis meses.
Esta familia no solo le ofreció un techo, sino también una oportunidad laboral para reintegrarse. Juntos, han emprendido "un proyecto de hacer paellas a domicilio". Font valora profundamente este cambio: "Y mucho mejor, porque en España mi situación era muy crítica". Este giro le ha permitido pasar de la indigencia a tener una vivienda estable y un propósito.
Renacimiento artístico
Lejos de haber abandonado su esencia artística, Luis Font ha retomado su vocación en México. Se le ha visto actuando en las calles del centro histórico de Morelia, portando los tradicionales abanicos de Locomía y recreando los bailes que lo hicieron famoso.
Font transmite un mensaje claro de resiliencia: "Es el mensaje que quiero lanzar, ¿no? Porque he vuelto a hacer espacio en mi cuerpo. A querer seguir adelante, simplemente". A sus 56 años, expresa una renovada fortaleza: "Pero que me he vuelto a reconstruir, pero yo pensaba que nunca sería el mismo. Y de verdad, me siento mejor que nunca".
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