La publicación estadounidense Vogue sorprendió al incluir al Papa León XIV en su lista anual de las personas mejor vestidas del 2025. El pontífice forma parte de una selección de 55 figuras, un listado sin orden específico que reúne a actores, modelos, músicos y políticos cuyo estilo captó la atención de los editores de la revista. Comparte este reconocimiento con celebridades globales como Bad Bunny, Rosalía, Rihanna, Jennifer Lawrence y Michelle Obama.
El atuendo que definió su estilo para Vogue
La revista destacó como su "mejor atuendo de 2025" la primera aparición pública del Papa tras su elección, el pasado 8 de mayo en la logia central de la Basílica de San Pedro. En ese momento histórico, León XIV vistió una muceta de satén rojo y una estola color vino, bordada en oro, complementada con una cruz pectoral sujeta por un cordón de seda dorada. Vogue señaló que con esta elección, el Pontífice rompió con los gustos humildes de su predecesor, el Papa Francisco, preservando al mismo tiempo la tradición de vestiduras litúrgicas de impecable confección.
Símbolo, tradición y modernización
La elección de Vogue trasciende la simple apreciación estética y apunta al significado simbólico y la estrategia de comunicación detrás de la imagen papal. Expertos y los propios editores de la revista observan que León XIV utiliza su vestimenta como una herramienta para modernizar la imagen de la Iglesia sin perder solemnidad, un esfuerzo que también se refleja en gestos como invitar a leyendas del cine al Vaticano. Detrás de estas vestimentas se encuentran artesanos como el diseñador Filippo Sorcinelli y la histórica sastrería Gammarelli, encargados de mantener viva una tradición centenaria.
La reacción: entre el halago y la controversia
La inclusión del Papa en una lista predominantemente secular ha generado un debate que se extiende más allá de las páginas de la revista. Mientras algunos comentarios en redes sociales celebraron el reconocimiento a la belleza de la tradición litúrgica, otros cuestionaron la pertinencia de juzgar la vestimenta papal con parámetros de la moda, considerando que su indumentaria responde ante todo a un profundo simbolismo religioso y no a una búsqueda de elegancia personal.
La mención de Vogue consolida una narrativa en torno a la imagen del nuevo Pontífice, marcando un claro contraste estético con el papado anterior y situando la rica tradición textil del Vaticano bajo los reflectores de la cultura popular internacional.
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