Durante su visita a Perú para presentar su espectáculo circense, Carlos Villagrán abordó con calma las preguntas sobre su representación en la bioserie producida por los hijos de Roberto Gómez Bolaños. El actor, conocido mundialmente como Kiko en "El Chavo del 8", admitió no haber visto la ficción donde su alter ego "Marcos Barragán" aparece como egocéntrico y ambicioso: "No hagas caso a eso. Si viste mi trabajo, tú califícame". Su prioridad, insistió, es mantener viva la esencia de su personaje sin cargar con etiquetas ajenas.
Villagrán despejó dudas sobre una posible bioserie con un contundente "Nunca", argumentando que su legado no necesita justificarse en pantalla. "No voy a hacer una bioserie. Yo estoy feliz con lo que hice", declaró, rechazando competir con versiones del detrás de cámaras. La decisión de renombrar su personaje en la serie como "Marcos Barragán" —similar al cambio aplicado a Florinda Meza— fue su único gesto para distanciarse sin confrontación. Para él, el juicio final pertenece al público: "Yo hice el trabajo de interpretar a un niño y si lo logré, qué bueno, gracias", afirmó con una sonrisa que reflejaba paz interior.
¿Egocéntrico o no?
Magaly Medina destacó en su programa esta actitud excepcional: "Villagrán ha preferido mantenerse al margen, no ha salido a destruir a nadie [...] eso, en estos tiempos, es raro". El actor, lejos de enredarse en disputas, optó por celebrar el cariño de sus fans durante su gira peruana. Sus declaraciones reflejan coherencia: "El chiste es ser feliz", repitió, priorizando su presente artístico sobre rencores pasados.
Mientras el personaje televisivo era "presumido", Villagrán subraya su humildad real: "Si Kiko era presumido, yo no lo soy toda la vida". Esta separación entre ficción y realidad define su esencia. Su mensaje final es claro: elige recordar lo bueno, honrar a Chespirito sin protagonizar batallas y escribir su epílogo con la misma sencillez que lo hizo inmortal.
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