EFE
Cuando la escritora Jennifer Clement se enteró de que había niñas en México que se esconden en hoyos para que no las "roben" las organizaciones criminales, se sintió "atrapada" por la historia pero dice que no fue consciente de que "Ladydi" era una novela "de protesta social" hasta que se publicó.
Clement asegura en una entrevista con Efe que siempre escribe sobre cosas que le atrapan: "son historias que no me dejan dejarlas y tengo tendencia en todos mis libros a escribir de personas desprotegidas".
Su última novela, "Ladydi", editada por Lumen, retrata el infierno que se vive en las montañas de Guerrero, en México, donde "lo mejor que le puede ocurrir a una niña es nacer fea, porque en cuanto los traficantes de droga tienen noticia de que anda por ahí una joven hermosa, acuden como buitres en busca de su presa".
"Es un hecho universal que la mujer no tiene valor ni estatus, lo vemos en todas partes del mundo, pero en México es un problema especialmente fuerte porque la ley no funciona y en una comunidad rural si a una madre le roban a una hija, no hay a quién acudir", explica Clement.
Estas niñas, a las que sus madres "afean" con cortes de pelo a lo chico o pintándoles de negro algún diente, se esconden en hoyos cuando oyen coches acercarse y a veces tienen suerte, pero otras no y son descubiertas. Eso le ocurre a la amiga de Ladydi, la protagonista de la novela que da voz a las niñas robadas, sobre las que no hay cifras ni registros.
"Escribí esta historia porque me conmovió mucho. Hablé durante diez años con muchas mujeres" recuerda esta escritora nacida en Estados Unidos en 1960 pero cuyos padres se trasladaron a México cuando sólo tenía un año.
Jennifer Clement destaca el papel de la literatura para denunciar estas realidades: "Trato por medio de la literatura de dar cara y voz a las cifras, darles alma. Si lees una novela y te enamoras de los personajes ya no son cifras, pueden ser tu hija o tu esposa".
"El tráfico de mujeres y niñas, el robo de jóvenes es un problema tan terrible que se puede tratar desde muchos puntos de vista", señala la escritora que cree que, además de las ONG y las organizaciones de Derechos Humanos, las artes y, en concreto, la literatura tienen un papel muy importante para que exista una mayor concienciación.
A pesar de reconocer que no es una experta en el tema, Clement recalca que en los últimos diez años el robo de niñas y jóvenes ha crecido "muchísimo ya que "las organizaciones criminales se han dado cuenta de que se puede vender una bolsa de droga una vez, pero a una mujer se la puede vender varias veces, incluso sólo en un día".
No obstante, "Ladydi" es un libro lleno de poesía porque en la literatura de esta escritora refleja las contradicciones del mundo, de tal forma que "lo divino está siempre con lo humano, la belleza con la fealdad".
Aunque investigó durante diez años, Clement prefiere decir que lo que llevó a cabo fue "un proceso de escucha" a muchas mujeres, historias que contaron desde los pueblos, las calles de ciudades o desde la cárcel.
Precisamente, una de las imágenes que más le conmovió fue en una cárcel de mujeres, situada junto al penal de los hombres: en la primera no había personas haciendo cola para ir a ver a las presas, mientras que en la segunda había centenares de mujeres esperando turno para entrar a visitar a los reos.
En las entrevistas que realizó durante esos diez años, Clement asegura que siempre estuvieron más cerca de la expresión artística que de la investigaciones periodística o académica ya que siempre buscó en ellas "la metáfora y la poesía"
2014-07-13