Cuando una perra entra en celo, suele ser un desafío tanto para ella como para sus dueños. Este proceso ocurre generalmente dos veces al año y puede durar entre 2 y 4 semanas. Durante este tiempo, es crucial brindarle el cuidado y la atención necesarios para garantizar su bienestar y prevenir posibles problemas.
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En primer lugar, es importante reconocer las señales del celo. Los síntomas incluyen un aumento en la micción, cambios en su comportamiento, como estar más inquieta o afectuosa, y la presencia de una secreción sanguinolenta. Estas señales son normales y forman parte del ciclo natural de la perra.
Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta durante este período es evitar los embarazos no deseados. Para hacerlo, es recomendable mantener a la perra dentro de casa tanto como sea posible y vigilarla de cerca cuando esté al aire libre. Durante el celo, atraerá a los machos, por lo que una supervisión constante es esencial.
Además, debes asegurarte de que tu perra esté cómoda. Algunas perras pueden volverse más sensibles durante este tiempo, por lo que proporcionarle un espacio tranquilo y acogedor donde pueda descansar es vital. Mantener la higiene es otro aspecto clave; debido a la secreción, es aconsejable limpiar su área de descanso regularmente y considerar el uso de pañales especiales para perros, que ayudarán a mantener la limpieza.
La alimentación durante el celo no debe variar mucho, pero algunos perros pueden mostrar una pérdida de apetito. Asegúrate de ofrecerle comida de calidad y en horarios regulares, incluso si no muestra el mismo entusiasmo de siempre.
El apoyo emocional es fundamental. Las caricias y la atención adicional pueden ayudar a tu perra a sentirse más segura y cómoda durante este período.
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