El 24 de junio de 1987 nació en Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina, Lionel Andrés Messi Cuccittini. En ese entonces, el mundo del fútbol no sería capaz de adivinar qué vendría en unos años.
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Criado bajo el seno de una familia futbolera el pequeño Leo iba a los potreros acompañado de su fallecida abuela, Celia. Ella fue la primera fan de Lionel, quien lo impulsó a nunca rendirse y a tratar de conseguir los sueños más grandes.
Era tan solo un niño cuando empezó a darle patadas a un balón en el Grandoli, justo cuando fue su abuela quien empujó a los entrenadores a darle la oportunidad.
Algunos tenían miedo por su baja estatura, creían que le podían hacer mucho daño, pero con su habilidad y su desparpajo fue capaz de dejar a niños mucho más desarrollados en ridículo.
Messi y un don: cuidar la pelota como un tesoro
Messi nació con un don. Su amor por la pelota creció a medida que pasaban los años y los más avezados especialistas en el mundo del balompié se dieron cuenta de que ese chiquitín iba a marcar una época en el deporte rey.
Padeció problemas de crecimiento, porque la hormona encargada de trabajar ese aspecto en su cuerpo no desarrolló lo suficiente la capacidad para que cumpliera con los parámetros normales en chicos de su edad.
Eso era un impedimento para algunos, incluso para el Club Atlético River Plate, quien se interesó en él mientras jugaba en Newell’s.
River no quiso arriesgarse a costear un tratamiento que no era precisamente económico, pero un grande de España, sí. Nadie sabía en ese momento que la historia del fútbol había cambiado para siempre.
Llegada a Barcelona: lo demás es historia
Cuando Messi llegó a Barcelona, con su padre, Jorge, no tenían nada garantizado. Los ojeadores del conjunto catalán tenían que ser testigos en primera persona de esos rumores que decían que había un chico que era idéntico a Maradona.
Llegó para hacer unas pruebas y nadie estaba seguro que uno de los equipos más grandes del mundo se iba a lanzar la misión de pagarle un tratamiento y a firmarlo sin saber qué podía pasar en el futuro.
Infinidad de jugadores a esa edad pueden prometer llegar a ser los mejores, pero la mayoría se queda en el camino. Las dudas del Barça eran entendibles, pero fue tal la perplejidad que les produjo aquel rosarino que no podían arriesgarse a arrepentirse después.
Fue cuando Charly Rexach, antiguo jugador, entrenador y secretario técnico de los culés lo vio y se percató que a ese pequeño había que ficharlo. Llegó a un campo ubicado en la Ciudad Deportiva Sant Joan Despí y cuando fue testigo de dos o tres regates y un golazo desde mediocampo corrió a anunciarle la buena nueva a sus jefes.
Una respuesta afirmativa: ultimátum de Jorge Messi
El Barcelona tardó en dar respuesta a Rexach, pero cuando Jorge Messi envió un ultimátum w indicó que si no había una respuesta firme se iría a Argentina, el club asintió y el resto fue historia. Su primer contrato se rubricó en una servilleta y Messi empezó a escalar hasta cumplir con todos los pasos formativos en la cantera azulgrana.
En el 2004 debutó con el primer equipo del Barcelona en un amistoso contra el Porto y el resto del cuento es conocido por todos: se convirtió en el máximo goleador del Barça con 672 goles en 778 partidos, y siendo su máximo asistente con 269 pasea de gol.
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Se fue de España como el máximo goleador de los Clásicos ante el Real Madrid, de LaLiga y el responsables de centenares de obras de arte que hicieron que valiese la pena ver un producto que hoy está devaluado con Javier Tebas de presidente.
Un legado y un adiós agrío: Leo refundó al Barça
En el Camp Nou ganó 35 títulos, entre los que destacan cuatro Champions League o 10 Ligas. Eso representa 80% de las Copas de Europa ganadas por el club y 40% del total de campeonatos domésticos que hoy lucen en las vitrinas del Museu culer.
Su historia en el Barça no acabó bien. Aún hoy la culerada suspira cuando recuerda que su marcha en 2021 dejó los corazones más destrozados y la nostalgia de un adiós por todo lo alto no pudo ser.
La situación económica del club obligó a Joan Laporta a no poder renovarle, algo que hasta el sol de hoy muchos le achacan. No perdonan que su héroe, su ídolo, el tipo que refundó a la institución no haya podido escuchar por última vez el cántico "Messi, Messi" de la grada.
Hay muchos culpables de que eso haya acabado así, entre ellos el antiguo presidente Josep María Bartomeu y su gestión económica. Después existieron muchas mentiras e intringulís de carácter secreto que seguramente se sabrán algún día.
Tras eso, se fue exiliado al París Saint Germain (PSG) y allí permaneció dos temporadas, cansado del maltrato de una afición que no pareció comprender la magnitud de jugador que llegaba.
Ahora se dirige a Miami, dispuesto a pasar sus últimos años como jugador activo con sus tesoros más preciados: sus hijos y su esposa Antonela, con la satisfacción de que todo lo logró.
Argentina y Messi: del recelo al amor eterno
Como si de una ironía se tratase, la historia de Messi con Argentina no siempre fue dulce, atravesó momentos difíciles: desde perder las finales de la Copa América 2015 y 2016 hasta la decepción de 2019, o la final que perdió la Albiceleste con Alemania en el Mundial de Brasil 2014.
"Es un gallego" ,"es español", "no siente los colores. Aquí no se crió", "jamás será como Maradona", se dijo en su país.
En los programas de tertulia el sentimiento negativo con la figura de Lionel se palpaba. Querían que fuese el mismo que en Cataluña y se frustraban cuando las decepciones se amontonaban.
Hoy eso es distinto, pero esas etapas duras, incluso tras perder la final de la Copa América Centenario en 2016 se retiró de la selección, le ayudaron a madurar mucho más y erigirse en el abanderado de una generación que hoy abraza la Copa del Mundo.
Messi consiguió el mayor de sus sueños en la noche del 18 de diciembre en el estadio de Lusail, en Doha. Ese fue el cierre de un círculo virtuoso que, como todo en la vida, le mostró que el destino en este plano premia a quienes nunca dejan de intentarlo.
36 años en donde, más allá de sus siete Balones de Oro, Botas de Oro, reconocimientos individuales más grandes o la infinita admiración que despierta en el planeta, sonríe con la paz de quien hoy está en el templo de los más grandes de la historia.
¡Felicidades para todo un campeón!
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