San Ludgero fue un importante misionero de la Europa de la Edad Media. Evangelizó a los pueblos frisios (Países Bajos) y sajones (Alemania); fue el fundador de la Abadía de Werden y el primer obispo de Münster en Westfalia (Alemania).
Su vida se caracterizó por la entrega y dedicación puestas al servicio del anuncio del Evangelio entre los paganos europeos de su tiempo, y por el impulso que le dio a la fundación de monasterios, iglesias y escuelas. Actualmente es venerado en Holanda, Dinamarca y Alemania. Fue un auténtico apóstol -Martirologio Romano señala su obra apostólica como muy fructífera-, quien supo congeniar la predicación, la oración y la acción.
Ludgero nació en Frisia alrededor del año 745, en el seno de una familia noble. Vivió en los tiempos de Carlomagno y la expansión del imperio Carolingio, producida entre 772 y el 804. Aquellos fueron tiempos en los que el cristianismo también se encontraba en proceso de expansión, especialmente en las regiones pertenecientes a la llamada “Germania Magna”, provincia romana fundada siglos antes por Julio César. Dicha provincia se encontraba ubicada entre los ríos Rin y Elba. Se suele decir que la evangelización de aquellas tierras tuvo dos grandes impulsos: el primero, encabezado por San Bonifacio -el gran evangelizador de Alemania-; y el segundo, conducido por San Ludgero.
En 804 fue designado obispo de Münster. Tiempo después, el 26 de marzo de 809 falleció. Fue sepultado en el monasterio benedictino de Werden, lugar que él fundó. Sin embargo, algunos restos, han sido llevados a Münster y Billerbeck.
Con información de Aci Prensa
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