LA GOLPEADA HISTORIA DEL CARRETERO CONSEJEÑO
Y DE LA IMAGEN DE JESÚS HUMILDAD Y PACIENCIA
(A LOS 157 AÑOS DE SU LLEGADA A EL CONSEJO.)
Una reliquia, tesoro de la fe religiosa del pueblo consejeño, que representa la humildad y paciencia de Jesús, guarda la historia promesaria de un viejo carretero.
En ese tiempo, El Consejo tenía 89 años de fundado y la epidemia de la fiebre amarilla atacaba al pueblo.
El humilde carretero de nombre Claudio Flores, nació en El Consejo el 15 de febrero de 1825, hijo de Gabriela Flores. Contrajo matrimonio según libro Nro. 04 folio Nro. 189 de la parroquia Nuestra Señora del Buen Consejo con Bibiana Arvelo, el 2 de marzo de 1859. Este modesto hogar procrea varios hijos que fallecen al nacer, hasta que logra a Olegario Rafael flores Arvelo quien nació en El Consejo según libro de bautismo Nro. 10 folio Nro. 98 el 6 de marzo de 1866 y bautizado el 7 de marzo de 1866 (al día siguiente por razones de salud) por el sacerdote José Ángel de Jesús Alemán, siendo su padrino José Flores.
Su esposa y el recién nacido contagiaron de fiebre amarilla. El noble carretero inundado de tristeza, dolor y con una fe inquebrantable, hace la promesa de comprar una pequeña imagen de Jesús Humildad y Paciencia y colocarla en su carreta con una pequeña alcancía en la que recogía la limosna en los caseríos, con la que logró adquirir la imagen que se venera en la actualidad en el pueblo y que llegó el 28 de marzo de 1866.
Pero la muerte sorprende a su esposa Bibiana Arvelo, el 25 de abril de 1866 según el libro de defunciones Nro. 6 folio 143.
Apenas alcanzó vivir un mes y veinte días después del parto, quedando Don Claudio Flores viudo y con un infante de un mes y unos días de nacido. Tal acontecimiento lo llevó a aferrarse a tal veneración.
Ahora pedía con devoción a Jesús Humilde y Paciencia por la recuperación de su hijo.
Según libro de defunciones de la parroquia Nuestra Señora del Buen Consejo Nro. 6 folio 152, el primogénito fallece el 9 de julio de 1866, sólo logra vivir cuatro meses y tres días. Esta nueva perdida llena de dolor a Don Claudio Flores, pero a su vez manifiesta rencor, inconformidad con Dios por haberle quitado la esposa y el hijo y es cuando saca la sagrada imagen de su vieja casona y es entregada a Don Sandalio Torres, consejeño, aventajado comerciante, quien desde entonces cuidó de ella.
Cabe destacar que la reliquia tenía un pergamino escrito por El Carretero, donde indicaba la promesa: Llevar la sagrada imagen al templo a la misa solemne, con su respectiva alcancía como fue mi promesa.
De esa manera fue solemnizada siempre su fiesta por la familia Torres, que desde aquel acontecimiento fueron los responsables de la reliquia.
Razón por la cual durante muchos años esta imagen no fue sacada en procesión a la calle sino llevada al templo con su respectiva alcancía.
Después de aquella tempestad que le tocó vivir al humilde carretero Don Claudio Flores, vuelve a contraer nupcias según libro de matrimonio Nro. 4 de la parroquia Nuestra Señora del Buen Consejo el 7 de agosto de 1867 con Evarista Peña Perdigón.
Este matrimonio procrea a Rita Sabina Flores Peña, quien nació el 31 de diciembre de 1869.
En los primeros meses también se contagia de fiebre amarilla y fallece, otro dolor enfrenta Don Claudio Flores ante la desaparición física de otro hijo, narra la historia que otra prueba le puso Dios, tal vez debió ser la respuesta a su desobediencia manifestada cuando perdió a su primer hijo y sacó la imagen de su casa.
El carretero de nuevo va al encuentro con Dios en esta oportunidad pide a Jesús atado a la columna (también imagen que se venera el lunes santo en El Consejo) y la trae de España para el bautizo de su hija Eusebia Antonia Flores Peña, nacida en El Consejo el 5 de mayo de 1872.
Ella se casó con Isidro Fernández el 15 de febrero de 1893 y fruto de su matrimonio nacen Félix Antonio, Rafaela Antonia, Isidro Lindo, Carmen Teresa y Rita Sabina Fernández Flores.
El 1 de marzo de 1872 desembarca la imagen en el puente de Santa Rosalía (La Guaira) y el 16 de julio de 1872 (día del bautismo) ya la imagen llega al pueblo y de la cual no se separó hasta el momento de su muerte ocurrida en la población de El Consejo, el 28 de septiembre de 1912 a la edad de 87 años.
Además de este segundo matrimonio nació otra hija María del Socorro del Carmen Flores Peña nacida en El Consejo el 11 de noviembre de 1877, bautizada según libro Nro. 13, por el padre José Ángel de Jesús Alemán siendo su madrina Francisca Delgado. Casó con Pedro Richard, fruto de su matrimonio nacieron: León Gustavo (connotado hombre público, fue presidente vitalicio de la Sociedad Bolivariana y del Centro de Historia de La Victoria, director de Casa Mariño, presidente de la Junta 12 de febrero, Gobernador de Maracay, La Villa de San Luis y de La Victoria en tiempo de la Revolución de Octubre) y Pedro Richard Flores.
Sus descendientes: Los Richard de la ciudad de La Victoria, de donde surgieron sobresalientes médicos y educadores.
Esta historia nos recuerda 157 años de tradición que ha sostenido un pueblo con fe, fervor y devoción Es deber señalar que después de la muerte de Don Sandalio Torres, recae la responsabilidad en su sobrino Francisco Torres quien mantiene la tradición hasta el 5 de agosto de 1907 que fallece en El Consejo a la edad de 38 años.
A partir de ese momento el cuidado y resguardo quedó en mano de Don Roberto Torres, eminente consejeño, nacido en El Consejo el 29 de abril de 1873, vivió más de un siglo de vida y quien todos los martes santos llevaba la imagen al templo con su alcancía para el momento de la santa misa, fervor que cumplió hasta su muerte.
La tradición religiosa la continúa su viuda Doña Petra Aurelia Crespo de Torres (a quien conocí de cerca, algunas tardes me subía al tren para visitar el pueblo de sus recuerdos), con el apoyo de Don Heriberto Jaime (filántropo y cultivador de muchas de las tradiciones de nuestro pueblo), devotos y familiares. Esta respetable dama también alcanzó a vivir más de un siglo de vida.
Cuidó de su Jesús Humildad y Paciencia hasta el último día de su vida.
Actualmente sus descendientes prosiguen apostando por la fe, la veneración de Jesús Humilde y Paciente.
La pequeña imagen de Jesús Humildad y Paciencia que tuvo Don Claudio Flores en su carreta permaneció durante muchos años bajo el cuidado del Dr.
Pedro García Espino y familia, posteriormente la hereda su hija, nuestra recordada y querida Eva Aponte de Hernández, quien en vida se la entregó al artista plástico, escultor y restaurador Wismar Delgado que en los actuales momentos la resguarda como memoria histórica de un pasado glorioso.
Estos 157 años de historia demuestran la fe de un pueblo, al amor al terruño, la querencia por la religiosidad y la promesa que ha permanecido en el tiempo.
Esta devoción nos deja una reflexión que tiene por esencia el don de la paciencia y la humildad, saber aceptar el designio de Dios, porque solo él sabe cuándo y en qué momento debe conceder lo que los fieles solicitan, varias pruebas debieron pasar Don Claudio Flores, el carretero consejeño para entender la voluntad de Dios.
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