Un grupo de científicos ha conseguido en Panamá la reproducción de ranas doradas en cautiverio, en un intento por salvar a la especie del peligro de extinción, confirmaron hoy representantes del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés).
Heidi Ross, directora del Centro de Conservación de Anfibios en el Valle de Antón, en Panamá, destacó los esfuerzos para proteger a la rana dorada (Aletopus zeteki) y otras especies de anfibios ante la dispersión del hongo Batrachochytrium dendrobatidis, o Bd, y la alteración del hábitat.
Una nidada puesta el 24 de noviembre 2012 se convirtió en renacuajos que hoy forman un grupo de 42 ranas doradas sanas de seis meses de edad, resaltó la investigadora experta en batracios.
La rana dorada es endémica de El Valle de Antón. Allí opera el Centro de Conservación de Anfibios, localizado en el Zoológico de El Níspero. El área está enclavada en un antiguo cráter volcánico, a unos 128 kilómetros al oeste de la capital panameña, donde hay ejemplares de 18 especies en cautiverio.
Ross recordó que las ranas doradas silvestres habitan en los arroyos de aguas claras, que fluyen en las montañas del centro de Panamá, por lo que recrear esas condiciones en espacios cerrados es crucial para obtener con éxito a los renacuajos en cautiverio.
“Tuvimos que recrear a la madre naturaleza en el interior del Centro. Tomó tecnología, recursos y la innovación para que puedan reproducirse y convertirse en adultos jóvenes”, puntualizó la investigadora.
Las ranas doradas, de atractivo color dorado rematado con manchas oscuras, son únicas en Panamá y fueron veneradas por las culturas precolombinas. Se comunican a través de un lenguaje corporal, acompañado de sonidos throatales y ondas de manos, que semejan el saludo de los humanos.
Sin embargo, desde 2007 no han sido vistas en estado salvaje. Los biólogos atribuyen su declinación al hongo Bd, que ingresó a este país en 1997, desde Costa Rica, a la pérdida del hábitat y a la extracción furtiva de ejemplares para ser usados como mascotas.
Roberto Ibáñez, director del proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá, dijo que el éxito reproductivo de la rana es un “hito en los esfuerzos de conservación de la biodiversidad”. Añadió que “crear la capacidad local para administrar a las poblaciones de anfibios requiere tiempo y trabajo duro”.
Ibáñez sostuvo que la esperanza es aprender a criar a esos animales en cautiverio, hasta que se sepa lo suficiente sobre la enfermedad fúngica, antes de que los investigadores los puedan liberar en su hábitat./ dpa
2013-08-16