Lo caprichoso y vengativo que es el destino. Es que no tienen idea… El hombre del cual hoy les escribo, había sido dejado en libertad precisamente por Tiburones de La Guaira al acabarse la zafra anterior. Jugó Liga Mayor, pero después quedó sin trabajo. Nadie más lo llamó.
Al iniciar la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP), no hubo espacio para él, incluso en Los Leones del Caracas, a quienes ni les pasaba por la mente su ya olvidado nombre.
Los Melenudos estaban blindados detrás del plato con Freddy Fermín, Jhonny Pereda y Wilfredo Giménez. NO les hacía falta nadie, se escuchó.
Al iniciar la LVBP, no hubo espacio para él, incluso en Los Leones del Caracas, a quienes ni les pasaba por la mente su ya olvidado nombre.
Los Melenudos estaban blindados detrás del plato con Freddy Fermín, Jhonny Pereda y Wilfredo Giménez. NO les hacía falta nadie, se escuchó.
Pero el transcurso de la LVBP se hacía indetenible y un Caracas inmenso, sorprendido quedó.
Los Reales de Kansas City mandaban a parar el accionar de Freddy Fermín y el catcher Novato del Año cumplió con su organización… ¿Y ahora? Se preguntaron en la cueva del León.
Las alarmas NO estaban encendidas, creo yo… Pereda asumió lo aperos, pero después se lastimó. Entonces el teléfono de un todavía vacacionista Juan Carlos Torres, sonó. Eran las 12 de la noche, él acababa de agarrar el sueño… Su mamá lo durmió.
Ante la premura, en la conjetura de nombres, Juan Carlos Torres ganó la evaluación. Era un viejo conocido: catcher, primera base, designado y un buen bateador. Pero necesitaban un hombre con sus características en la posición número dos. Entonces en el Universitario se presentó.
La confianza aún no le estaba dada, Wilfredo Giménez pese a las molestias, asumía con tesón. Pero el inevitable momento: Llegó. Ya el destino lo sabía, es sólo que nosotros todavía, no… 5to juego de la final, lanza Jhoulys Chacín, y Juan Carlos Torres sería el receptor.
Nada más y nada menos, que ante la misma gerencia que lo botó… La vida da revanchas, y por supuesto también, el beisbol. Llora, Juan Carlos; y grítalo a todo pulmón. Jamás es tarde para todo aquel que tenga un corazón.
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