El Vaticano obligará a todos los trabajadores y visitantes de la Ciudad del Vaticano o de los lugares de jurisdicción de la Santa Sede a presentar un certificado sanitario del COVID-19 desde el 1 de octubre. Quedarán exentos los fieles que acudan a ceremonias litúrgicas. Sin especificar si se incluyen también las audiencias o los ángelus en la plaza de San Pedro.
"Algunas decisiones aún están en curso", indicaron fuentes vaticanas.
Francisco solicitó esta norma "con el fin de adoptar todas las medidas adecuadas para prevenir, controlar y contrarrestar la emergencia de salud pública en el Estado". Según se lee en la ordenanza de la Gobernación, el gobierno de la Ciudad del Vaticano.
Se trata del llamado "certificado verde" que acredita la vacunación contra el COVID, la recuperación del COVID, una prueba molecular o antigénica rápida con un resultado negativo para el virus realizada en las últimas 48 horas.
"Las presentes disposiciones se aplican a los ciudadanos, a los residentes en el Estado. También al personal que presta servicio en la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano en los diversos organismos de la Curia Romana. Así como a todos los visitantes y usuarios de los servicios", se lee.
SE DESCONOCE SI HABRÁ SANCIONES
En la ordenanza no se especifica si habrá sanciones para los trabajadores que no tengan el certificado.
Igualmente, el papa Francisco explicó que hay varios "antivacunas" entre los trabajadores del Vaticano y que trabajan en "como ayudarles".
También se indica que se "hace una excepción para los que participan en las celebraciones litúrgicas durante el tiempo estrictamente necesario".
Por tanto, se desconoce aún si los fieles que participan en las audiencias generales en el aula Pablo VI cada miércoles con la presencia de Francisco tendrán o no que presentar el pasaporte sanitario. Al igual que si se controlará el acceso a la plaza de San Pedro.
EFE
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