Astrid Sánchez, una venezolana con 13 de residencia en Alemania, ofreció a 2001 su historia como voluntaria para brindar apoyo a los refugiados ucranianos que huyen de la invasión rusa que se desató el 24 de febrero de este año.
Sánchez, casada con un ciudadano alemán, de cuya unión nació una hija, es gerente del área hotelera en Munich, pero ante la baja actividad de los hospedajes por la pandemia de COVID-19, la empresa donde trabaja se ha convertido en albergue para los refugiados que llegan de Ucrania.
Esta guaireña de 47 años, quien vivió la Tragedia de Vargas de 1999, ha quedado muy impresionada de esta otra calamidad, que a diferencia del deslave litoralense, es una desgracia provocada por el hombre.
"Te encuentras cada historia; una más dramática que otra. Sobre todo, la mayoría de los que llegan son mujeres solas con niños. Muchos niños ni siquiera son suyo, sino que los acogen para que no queden abandonados", relató en entrevista con Juan Ernesto Páez-Pumar, director de 2001 en nuestro canal de YouTube.
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