La vida se encarga de darnos lecciones, no importa lo persistentes que seamos en la comisión de errores, especialmente si estos tienen que ver más con la mezquindad y la megalomanía, al no querer reconocer las voces que nos advertían de nuestros malos pasos.
Con esto me quiero referir a quienes por largos años se empeñaron en llamar a la abstención en nuestro país, a contrapelo de quienes advertíamos la importancia de participar en cada evento electoral, a sabiendas de las desventajas de la competencia contra un gobierno autoritario.
Se escudaban en subterfugios falsos y llenos de clichés, desestimando experiencias concretas ocurridas en el mundo, incluso en peores condiciones que las que se viven en Venezuela, como por ejemplo, la unidad de Chile contra Pinochet; Nicaragua liderada por la señora Chamorro contra los Sandinistas; Polonia liderada por Walesa contra Jaruzelsky, y Mandela contra el dominio de los blancos holandeses en Sudáfrica.
Acción desesperada
A pesar del diseño correcto de la MUD, según el cual, nuestra ruta debía ser: cívica; pacífica; constitucional, y electoral, la desesperación por asaltar el poder de los partidos que ¨colonizaron¨ a la oposición terminaron por traicionar ese diseño, y empujar hacia vías inconstitucionales como los golpes de estado, y la búsqueda de apoyo internacional para invadir al país sin medir consecuencias.
Financiados desde el exterior se dedicaron a calentar la calle de manera irresponsable lanzando a inocentes jóvenes a combatir a las fuerzas represivas y crueles del Estado.
Muchachos con escudos de cartón empujados por ¨líderes¨ bárbaros a enfrentar las armas del autoritarismo, hasta encontrar la muerte de manera innecesaria.
Los estereotipos
Escondidos en los clichés de: ¨Maduro vete ya; solos no podemos; con dictadura no se negocia; con ese CNE se vota, pero no se elige; el cable submarino entre Cuba y Venezuela te cambia los resultados; cese de la usurpación, gobierno de transición, y elecciones libres; consulta vinculante; todas las cartas están sobre la mesa, y debajo también, plan de salvación nacional¨, entre otras ridiculeces que solo condujeron a la dispersión de esfuerzos y la frustración de la población.
Llamaron a la abstención de manera recurrente y con ello desperdiciaron grandes oportunidades de construir la fuerza social y política necesaria para enfrentar a un gobierno cada vez más huérfano de apoyo popular, pero más astuto en la intención de dividir a la oposición.
Así fue en las parlamentarias de 2005 regalándole a Chávez la AN, y luego persistirían en el error en 2018; 2020, y 2021, regalando esta vez a Maduro, la AN, la Presidencia de la República, y la mayoría de las gobernaciones y alcaldías.
Participación desganada
Los principales líderes de la oposición del G4, partidos injustamente judicializados por el gobierno, volvieron a llamar a la abstención, pero sus financistas y jefes les obligaron a participar –sin ánimo- en la contienda.
El resultado era obvio, pues el oficialismo ganó la mayoría de las gobernaciones y alcaldías, pero cometió un error garrafal, porque utilizaron al TSJ para arrebatar un triunfo de la oposición que desde la provincia se rebeló contra la abstención convocada desde Caracas.
El TSJ controlado por el gobierno obligó a realizar nuevas elecciones en Barinas con un resultado mucho peor del esperado. La oposición volvió a ganar, pero esta vez de manera abrumadora dejando muy mal parado al oficialismo, y a los abstencionistas.
La sociedad barinesa votó por sacudirse dos décadas de malos gobiernos de la familia Chávez, y también del abstencionismo recurrente de esa oposición del G4. Mal pueden intentar cobrar por un triunfo los irresponsables que llamaron a no votar. Me refiero especialmente a Leopoldo López, y Juan Guaidó, aunque hay otros.
"Maestra vida, te quita y te da. Exigimos responsabilidad".
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