Las 45 familias asentadas en la playa de Puerto Francés, municipio Brion, estado Miranda, exigen transparencia y ser debidamente consultadas en las obras de remodelación del complejo de atención turística.
Puerto Francés pide apoyo
También piden apoyo gubernamental para la refacción de los kioscos comerciales, ampliación del subsidio a los pescadores para la gasolina, mejoras en el suministro de servicios públicos esenciales (agua y luz) y la instalación de dispositivos para conexión wifi.
Asimismo, solicitan el incremento del patrullaje costa adentro para combatir a los piratas que roban motores a los pescadores y frenar el contrabando de "‘cajitas” extrañas, dada la ubicación privilegiada de la zona para conectar con oriente y de allí a países fronterizos.
Les preocupa el incremento en la frecuencia de embarcaciones nocturnas, no solo por el desconocimiento de lo que trafican “quién sabe si hasta drogas”, sino porque tanto viaje ahuyenta a los peces que vienen en cardúmenes por el caladero natural.
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Asamblea Puerto Francés
Reunidos en asamblea, manifestaron que aún sufren los efectos del confinamiento por la pandemia de la COVID-19, que obligó a la paralización
del turismo.
En esa época vieron mermados sus ingresos por la nula afluencia de visitantes, combinada con las dificultades para el arrime y comercialización de las especies marinas.
Por eso, solicitan atención de las diferentes instancias de gobierno, convencidos de que pueden convertirse en el principal polo de desarrollo turístico del litoral mirandino.
Consultados sobre los pormenores de la faena marina, señalan que la ampliación del subsidio de la gasolina y el reforzamiento de seguridad contra embarcaciones ilegales, les permitirían incrementar la productividad y mantenerse como “la primera comunidad pesquera de Miranda ensuministro de proteína marina a Insopesca”.
Además, forman parte del plan gubernamental de arrime de pescado para favorecer a sectores desposeídos de la región.
Un paraíso marino
Puerto Francés es un paraíso marino que sorprende a propios y extraños al final de la cadena montañosa del municipio Brion.
En el lugar se disfruta de una playa espectacular dotada de una capa fina de arena brillante y apacibles aguas, donde el verde pierde tonalidad hasta transformarse en azul, o viceversa, según el cristal con el cual se mire.
Este rincón tropical, enclavado a los pies del Cabo Codera, se encuentra a unos 15 minutos de recorrido de Higuerote, tras atravesar una carretera – construida durante la colonia por los propios fundadores- en medio de una frondosa vegetación.
Sin embargo, no siempre fue así. De hecho los primeros pobladores fueron pescadores cumaneses, quienes llegaron en peñeros arrastrados por grandes embarcaciones, atraídos por la zafra del jurel y otras especies.
Son “descendientes de la escuadra de Manuel Piar” -tal y cómo afirman con
el pecho erguido- y se dedican a la pesca artesanal, comercio y prestación de
servicios turísticos.
Como manda su nombre, el lugar es un embarcadero donde los visitantes también pueden tomar lanchas para trasladarse a Playa Caracolito y Buche, otros de los famosos destinos de la región.
La montaña que los protege, el Cabo Codera, es un mediador climático de aire y agua oceánica, en cuya ladera norte se forma un caladero natural, el
cual sirve como criadero de cardúmenes de jurel, cabaña y cataco en cantidades “industriales”.
Adicionalmente, Puerto Francés cuenta con estacionamiento desmalezado,
toldos y varios locales en los cuales los más exigentes comensales pueden degustar desde empanadas y tostones, hasta un suculento pescado fresco, así como amplia variedad de mariscos.
Una tradición de lucha
Aún permanecen allí los herederos de Chelito Patiño, Gáspar Vásquez, Juan
Belmonte, Juan Flores y José Ball, fundadores.
Los lugareños han entendido cada momento histórico para progresar o defenderse. Así lo hicieron a mediados de la década de los 90 cuando los acusaron de iniciar una intoxicación masiva por contaminar el mar con coliformes.
Ese es sólo un ejemplo de que no todo ha sido color de rosas en esta zona de defensa estratégica nacional, que contiene los tanques para distribución de buena parte de la gasolina y gas requeridos por la capital.
Por añadidura, en la montaña se erigieron torres y sistemas de rastreo que constituyen un punto de referencia estratégico de navegación aérea y marítima.
Desde el punto de vista organizacional, en 1994 los moradores se constituyeron en asociación de comerciantes.
Después participaron en el primer ensayo de comunas de Barlovento. Se conformaron en consejo comunal y, más tarde, en cooperativa de proyecto turístico y prestatarios de servicios.
A través de la constitución de comités lograron la construcción del primer muelle para embarcadero, el cual tuvo una vida útil de cinco años.
En las inmediaciones, el ejecutivo regional levantó instalaciones para terminal de
pasajeros, centro de acopio y baños con ducha.
El segundo puerto ni siquiera llegó a ser inaugurado, dado que se desprendió más de la mitad de la estructura durante un mar de fondo por fallas de construcción.
La organización vecinal les permitió lograr el asfaltado de la vía principal, alumbrado público y la aducción de aguas blancas desde Pdvsa hasta la
comunidad.
Mediante el Consejo Comunal lograron con el Fides la aprobación del proyecto para un módulo de servicios y atención al turista.
El complejo disponía de baños, duchas, un centro para reuniones, salas de capacitación y parque infantil.
La obra fue iniciada por la alcaldía, pero quedó a medias por razones que nos les fueron explicadas, entre ellas la supuesta desviación de recursos para otros fines.
Facultados para gestionar
Los terrenos donde se asienta Puerto Francés son de naturaleza privada, dado que fueron vendidos por la nación a Marcelino Quijada en 1886.
Sin embargo, como manda la legislación en la materia, el Estado se reservó una franja de 500 mts por seguridad y defensa, por lo cual ejerce la autoridad la Capitanía de Puertos, aunque en una porción de 80 metros tienen injerencia los ministerios de Ambiente, Comercio y la autoridad local.
Los vecinos dicen poseer documentos de la Procuraduría para ejercer la actividad de pesca y comercio en los espacios que pertenecen a la nación, lo cual incluye aguas, ejidos y baldíos.
Amparados en una ordenanza, hace meses los directivos de la alcaldía reclamaron el cobro total a los turistas del acceso a la playa, con la promesa
de retribuir en bienes y servicios a la comunidad, lo cual no se ha concretado a decir de los pescadores, quienes reclaman atención para reparar locales y
mejoras en el suministro regular de servicios básicos como agua, luz y conexión wifi.
Además, exigen transparencia y estar en conocimiento de la reparación del complejo de atención turística, dado que se realizan remodelaciones no autorizadas por la comunidad.
Sólo saben que los trabajos son comandados por el secretario de Seguridad Ciudadana, Manuel Ortiz.
“De repente, comenzaron a sacar camiones de escombros. Tumbaron el parque infantil, nos negaron el acceso y ahora quieren construir hasta una discoteca”, señaló una de las afectadas, quien pidió mantener su nombre en reserva por temor a represalias.
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