AFP
Un barco vikingo arde en la noche fría y las llamas simbolizan su viaje desde una remota isla escocesa al Valhalla, el paraíso de la mitología nórdica, en el final espectacular de un rito anual celebrado en las islas Shetland.
"Up Hella Aa" se realiza cada año a fines de enero en Lerwick, capital de estas islas situadas en el Mar del Norte, 640 kilómetros al noreste de Edimburgo. Las Shetland no están muy lejos de las costas de Noruega y sus residentes cultivan orgullosos el legado nórdico.
Unos 60 "vikingos" desfilaron el martes por las calles de Lerwick, en un trayecto escoltado por un millar de antorchas sostenidas por los "guizers", gente disfrazada de personajes muy variados, desde bandas pop a superhéroes.
La procesión concluye cuando los vikingos arrojan sus antorchas sobre la réplica del barco, que es devorado por las llamas.
Para asistir al espectáculo, vikingos, "guizers" y espectadores desafiaron intensas lluvias y vientos, algo normal para los habitantes de uno de los lugares más remotos e inhóspitos de Europa.
Cada año, un vikingo experimentado es designado por la comunidad para encabezar el desfile, convirtiéndose en el Guizer Jarl, que en idioma nórdico antiguo significa "jefe".
Lyall Gair, de 37 años, oriundo de la localidad vecina de Quarff, se preparó durante 15 años para ser el Guizer Jarl este año.
"Todo es muy personal, desde el diseño del traje a la manera en que uno quiere que sea el final del barco" con las llamas, explica a la AFP. "Todo está vinculado a la saga y la historia de los vikingos".
El fin de un viaje
Desde octubre pasado, un equipo de voluntarios estuvo trabajando en la construcción del barco de madera con proa en forma de dragón.
"Trabajamos dos noches por semana, unas cuatro horas semanales en promedio, y en el Up Hella Aa, lo despachamos al Valhalla", dice Gair en referencia a la comarca del dios Odin, a la que acceden los guerreros caídos en el campo de batalla, según la mitología nórdica.
"Obviamente, es un momento emotivo, es el final de un viaje", agrega.
Gary Shewan, un pescador de 39 años de Scalloway, al oeste de Lerwick, miembro este año del equipo celebratorio, comenta: "En la época de los vikingos cuando moría el Jarl, prendían fuego el barco, que se iba al Valhalla, y eso es lo que significa el acto de encenderlo en llamas".
"Es algo muy, muy importante participar de esto. La gente viene desde Nueva Zelanda, Canadá, Noruega, solo para formar parte del grupo esta noche, es muy aleccionador", explica a AFP.
Fuera de la norma
La tradición del Up Hella Aa tiene un siglo de antigüedad, pero sus raíces se pierden en la noche de los tiempos de la cultura europea.
Ian Tait, curador del museo de las Shetland, relata: "alrededor del año 800, los escandinavos, que hoy llamamos vikingos, partieron a la búsqueda de nuevas tierras, aventuras y tesoros. El primer lugar al que llegaron fueron las Shetland, y la isla pasó a ser una sociedad por completo escandinava", antes de pasar a manos escocesas en 1472.
Tras las guerras napoleónicas, los veteranos que regresaron a Escocia volvían a reunirse en celebraciones que duraban toda la noche, en torno a grandes fogatas.
A fines del siglo XIX, las autoridades de Shetland formalizaron el evento, inspirándose en la mitología escandinava y las sagas, muy populares en aquella época en todo el norte de Europa.
Y Tait agrega: "Aquí en Lerwick, se dio una conjunción perfecta de factores: el auge de un centro urbano, hombres jóvenes con ratos de ocio y medios disponibles, y la referencia al imaginario escandinavo".
Daniel Kim, médico de 34 años, viajó miles de kilómetros desde Houston, Texas, para presenciar el Up Helly Aa. Con barba postiza y casco con cuernos, dice a la AFP: "es algo único, muy remoto, algo que no se puede ver en la televisión. Algo totalmente diferente y fuera de la norma".
Hannah Boden llegó desde Nottingham, en el centro de Inglaterra y dice: "Me encanta al atmósfera, la calidez de las antorchas y cantar, nos hace sentir juntos en familia".