A partir de este viernes, el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS) inició la implementación de una nueva normativa que transforma los controles migratorios.
Bajo esta regla, las autoridades comenzaron a tomar fotografías y recopilar datos biométricos de todos los ciudadanos extranjeros que entren o salgan del territorio nacional, ya sea por vía aérea, terrestre o marítima, refiere EFE.
La medida, que había sido anunciada el pasado mes de octubre, permite desde hoy la recolección de huellas dactilares y rasgos faciales en aeropuertos y puertos fronterizos al momento del abandono del país.
Una de las actualizaciones más relevantes es la inclusión del reconocimiento facial para menores de 14 años y adultos mayores de 79 años, dos grupos poblacionales que anteriormente estaban exentos de estos procedimientos de vigilancia.
De acuerdo con el DHS, la nueva regulación afecta a todos los "no ciudadanos", una categoría que incluye no solo a turistas, sino también a residentes permanentes (portadores de Green Card), residentes temporales y trabajadores extranjeros.
El Gobierno justificó esta expansión del sistema como una herramienta crucial para "abordar las preocupaciones de seguridad nacional", enfocándose en combatir amenazas como el terrorismo y el uso de documentos fraudulentos.
Además de la seguridad, el sistema permitirá verificar de forma precisa la identidad de quienes solicitan ingreso y llevar un control estricto sobre la "sobrestadía" de los visitantes, confirmando el momento exacto de su salida.
"Este sistema permitirá confirmar de manera más concreta la identidad de los extranjeros y verificar su salida de Estados Unidos", detalló el organismo en el documento oficial de la regla, marcando así una nueva era en la vigilancia fronteriza estadounidense.
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