AFP
Miles de personas en todo el mundo pudieron disfrutar el miércoles 31 de enero de una “superluna azul de sangre”: un eclipse lunar total, particularmente raro por su tamaño.
La luna quedó completamente cubierta y después empezó a reaparecer cubierta con un tono cobrizo, de ahí el nombre del fenómeno.
También se la llama "azul" pero no por el color, sino porque se trata de la segunda luna llena en un mes, algo que sólo sucede en promedio cada dos años y medio.
El espectáculo fue observable en parte de América del Norte, Rusia, Asia y el océano Pacífico. En cambio, la mayor parte de Europa, América del Sur y África no pudieron seguirlo debido a la luz del Sol.
Y es "súper", porque el astro estaba el miércoles muy cerca de la Tierra. El espectáculo fue observable en parte de América del Norte, Rusia, Asia y el océano Pacífico. La última superluna "azul de sangre" se produjo el 30 de diciembre de 1982 y el próximo fenómeno similar será el 31 de enero de 2037.
La NASA aprovechó este fenómeno para medir el efecto de la caída de la temperatura durante la hora y 16 minutos que duró el eclipse, a través de sus telescopios e instrumentos en la sonda espacial Reconnaissance Orbiter, que explora la Luna.
Ver lo que ocurre cuando la superficie de la Luna se enfría rápidamente permitirá a los científicos “entender mejor las características de los regolitos, la capa de materiales no consolidados como fragmentos de roca, y su evolución”, explicó la agencia espacial estadounidense en un comunicado.
2018-02-01