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Los venezolanos conforman "tribus" en el exterior

Lunes, 01 de noviembre de 2021 a las 05:50 pm
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Por: Carlos Gabriel Lara

La diáspora venezolana ha sido un fenómeno social que ha aumentado de forma considerable en los últimos años. Migrar es una decisión que para muchos puede ser difícil y para otros no tanto, no obstante, ese proceso de “abandonarlo todo” para radicarse en otra nación es complejo, incluyendo las secuelas psicológicas.

Andrea Viso, psicóloga y especialista en neuropsicología, explica que, desde el aspecto psicológico, el proceso de la migración implica muchos factores. A su vez, valida que esta es una situación que moviliza muchos procesos internos de la persona, por lo cual conlleva a transitar por un duelo migratorio, además de experimentar un mundo de emociones que no son las mismas para todos los individuos.

“Si queremos hablar en términos generales, podríamos decir que, principalmente, encontramos sensaciones de incertidumbre por lo que vendrá, tristeza por lo que dejamos atrás, nostalgia por lo que recordamos y posiblemente la ilusión de comenzar un nuevo capítulo”, dijo Viso.

Ver el lado positivo 

La especialista en Neuropsicología comenta que cuando se habla de emociones incómodas o “negativas”, su consejo siempre es transformarlas en oportunidades. Resalta que no se logra nada cuando se evitan esas sensaciones porque luego permanecen.

“Lo verdaderamente productivo es darles entrada, permitirnos sentir y ser resilientes, aprender a crecer en ellas. Cuando aceptamos la realidad como es, le abrimos la puerta a nuevas posibilidades. De lo contrario, nos quedamos en un bucle mental eterno que día tras día nos va llevando a la tristeza”, puntualizó.

Los duelos 

Respecto al duelo migratorio, la experta expone que es un proceso donde las personas elaboran su vida a partir de una pérdida, aunque es similar a las etapas que se atraviesan en cualquier otro duelo.

“Más que pérdida, hemos dejado atrás un capítulo de nuestra vida y todos los factores ambientales que jugaban en ella. Sin embargo, siempre podremos volver a elaborar sensaciones parecidas, mantener tradiciones, conectar con la cultura y contactar, aunque probablemente de forma virtual a quienes solíamos tener cerca”, aseveró.

“Lo más importante del duelo migratorio, a mi criterio, es tener muy presente siempre que tenemos en nuestras manos el poder de elaborarlo de tal forma que culmine en el éxito total de un nuevo comienzo. Los nuevos comienzos siempre son grandes oportunidades, aunque traigan enormes retos”, añadió Andrea Viso.

Emocionalidad

A criterio de la psicóloga, cuando se exploran las emociones más comunes de la población venezolana en el extranjero, se encuentran la nostalgia, ansiedad y tristeza en algunos casos. Por otra parte, a medida que van logrando generar este sentido de pertenencia y van permitiéndose adaptarse a su nuevo hogar, manifiestan ilusión, sensación de logro, crecimiento personal, aprendizajes invaluables, y un sinfín de aspectos que catalogan como “positivos”.

“Dependiendo del país en el que se encuentran, muchos han experimentado el sentirse “persona no grata”, pero el factor común que nos ha mantenido de pie es ser comunidad, apoyarnos unos a otros y recordarnos constantemente de lo que somos capaces”, detalló Viso.

Con sello propio

“El venezolano tiende a tener comportamientos y actitudes propias de una tribu. Nos acompañamos, nos apoyamos, nos queremos sin necesidad de habernos visto antes, porque la tierra que nos une parece trascender cualquier dificultad del presente. Sumado a esto, hemos tenido experiencias tan similares en nuestra búsqueda de una vida mejor, que nos abrazamos hasta con una simple mirada. Incluso yo, personalmente, en mis nueve años fuera de Venezuela, y habiendo atravesado muchas dificultades emocionales, también lo he sentido así”, explicó. 

Andrea Viso asegura que es verdad el hecho de atravesar por momentos de tristeza lo cual no es cómodo, pero eso hace conectar con una parte vulnerable de cada ser humano que se transforma en una capacidad empática. En el reconocimiento de la necesidad del otro, en conexión humana, en amistades verdaderas, experiencias de vida con una emocionalidad muy profunda y hasta en alegría posteriormente.

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