La pornografía infantil es un crimen atroz que afecta a numerosos jóvenes en todo el mundo, y muchas de estas víctimas desconocen por completo lo que les está sucediendo.
La explotación sexual infantil involucra la producción, distribución y posesión de imágenes o videos que exhiben a niños participando en actividades sexuales explícitas o insinuantes.
Este delito constituye una forma de abuso sexual y conlleva consecuencias gra ves y perdurables para los niños involucrados.
Según el criminólogo Miguel Araujo, los menores pueden ser coaccionados o amenazados por terceras personas para que les envíen material audiovisual.
“Muchos niños no saben que están difundiendo ese tipo de imágenes o videos y que hay alguien que está generando un comercio con ello”, expresó.
Esto se puede encontrar incluso por parte de miembros de su propia familia.
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Grooming = pornografía
Este tipo de acciones son conocidas como "grooming", el cual es un tipo de abuso sexual.
En este, el adulto busca ganarse la confianza de un niño valiéndose de su inocencia y vulnerabilidad.
Una vez que el mayor entabla un tipo de relación de confianza con los menores de edad, procede a pedirle fotos y videos eróticos.
“La víctima lo hace porque ya creó un vinculo con el delincuente y cree que es una forma de pagarle su confianza”, comentó.
Los responsables pueden solicitar fotografías de los niños para su propio uso o con el propósito de venderlas o distribuirlas en línea.
El criminólogo enfatiza que la venta o distribución de estas imágenes sigue siendo un delito sin importar si las fotos fueron tomadas con consentimiento o no, o si los niños las compartieron voluntariamente o no.
En primera instancia, se trata de abuso o acoso sexual, pero cuando el agresor graba y distribuye el material, se convierte en pornografía.
Es importante destacar que en ocasiones los perpetradores son los propios cuidadores de los pequeños y adoslecentes.
Las víctimas suelen recibir amenazas o chantajes, como la negación de alimentos, restricciones en sus actividades sociales o incluso violencia física, si se niegan a grabar dicho contenido.
Por su parte, la psicóloga infantil Daniela Moran, señaló que los adultos se aprovechan de sus posiciones de autoridad para obligar a los niños a participar en actos sexuales, tomarse fotografías o realizar comentarios obscenos.
Es posible que los niños se sientan avergonzados o tengan miedo de hablar sobre lo sucedido, por lo que es fundamental que los adultos denuncien la situación.
La acusación legal se puede interponer ante el Ministerio Público, presentando las pruebas del caso.
Si las autoridades tienen conocimiento del delito, esto puede ayudar a proteger a los niños de futuros abusos.
Leyes
En el país existe la Ley de Delitos Informáticos, en la cual penalizan la violación de privacidad, divulgación de contenido personal sin consentimiento y la exhibición de pornografía infantil, respectivamente en el artículo 20, 22 y 24.
Los implicados son penados con prisión de dos a ocho años y multa de 200 a 699 (UT) cuando se trata de niños.
La sanción puede aumentar dependiendo de las agravantes del caso.
Cabe destacar que quienes pagan o piden este tipo de material audiovisual también pueden enfrentar privativa de libertad o ser sancionados con una multa, a pesar de no ser los responsables de la difusión.
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