Muchas madres venezolanas han dejado a sus hijos en cuidado de terceras personas para emigrar y así proveerles una mejor vida económica.
Esto hace que pierdan la conexión con el paso del tiempo, siendo este lo más difícil que viven las mamás de la diáspora criolla.
La psicóloga Carolina Salas expresa que las mujeres migrantes viven épocas de depresión e inestabilidad emocional.
Además se exigen mucho con la idea de ayudar a sus bebés.
“Lo más duro es ver que su hijo crece y no están presentes físicamente, esto con el paso de los años hace que el niño crezca sin una conexión con su madre”, señaló.
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Destaca que es una situación más fuerte para las mujeres que dejan a su bebé que cuando dejan a un adolescente.
“Cuando es una mamá de un adolescente quien se va, la situación no es menos dramática, pero es más fácil de sobrellevar, en el sentido de que la madre ya vio una parte de su hijo crecer”, explicó.
A diferencia de una mamá venezolana que deja a su bebé de 5 meses con una abuela, tía o hermana. “Se pierde todas las primeras veces”, enfatizó.
Madres por redes sociales
Por su parte, Fernando Pereira, educador y director de Cecodap, señaló a 2001 que para muchas mujeres el papel de madre va por encima de su profesión, siendo su rol más importante.
Debido a esto, una vez que la mamá se aleja de su hijo, comienzan las afectaciones emocionales, tanto para ella como para el pequeño.
Destaca que es un corte afectivo para ellas, debido a que pierden el estimulo que su hijo le da, para reemplazarlo por el esfuerzo de proveer una mejor vida económica.
“Se vuelven una mamá por WhatsApp, Instagram y Facebook”, comentó Pereira.
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Crecer sin madre
El director de Cecodap, expresa que la mamá es el centro de un hogar. Las madres venezolanas se caracterizan por ser las proveedoras de afecto en casa.
Una vez que se corta el contacto maternal, el niño queda en un estado de “orfandad emocional”.
“En algunos casos ese rol es reemplazado, pero no siempre alcanza las expectativas”, agregó Pereira.
Además, resalta que, sin una madre no hay estabilidad en la familia.
La privación del contacto de la mamá afecta en el crecimiento emocional y mental de un pequeño, debido a que sienten que crecen con un vacío y sin sentir amor maternal.
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