El 3 de mayo se conmemora en muchos lugares “la Cruz de mayo”, una muestra de religiosidad popular centrada en el símbolo del sacrificio de Cristo. Las raíces de esta tradición se prolongan hasta los tiempos remotos del cristianismo en la Ciudad de Jerusalén, y hoy se manifiestan en la fe del pueblo, especialmente en países de habla hispana.
La también llamada “Fiesta de las cruces” se celebra en ciudades de España, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Trinidad y Tobago, Argentina, Colombia y Venezuela. Donde los lugareños adornan el espacio público con cruces cubiertas de coloridas flores, mientras que por las calles se realizan procesiones, bailes o desfiles. También es posible ver cómo los fieles caminan hacia la cumbre de las montañas que están coronadas por una cruz para rezar y adornarlas de flores.
Velorio de la Cruz de Mayo: tradición de origen agrario
Los preparativos de esta celebración comienzan la noche anterior al 3 de mayo, con la realización de los Velorios de la Cruz de Mayo; momento en el cual los fieles pasan la noche en vela, rezando y pidiendo para obtener mejores cosechas en sus campos. Para ello, la venerada imagen se encuentra adornada como símbolo de la alegría y el agradecimiento a la madre tierra.
Al llegar la tradicional fecha, niños, jóvenes y adultos se congregan en las calles donde se procede a la respectiva procesión de la cruz. En sus manos portan rosarios, canastas de frutas, entre otros objetos, en medio del repique de tambores, que amenizan y fortalecen la popular tradición.
En el estado Miranda, muchas localidades celebran esta fecha, entre ellas la población de Cúa, Tacarigua de Mamporal, Chirimena; Curiepe, Los Teques, San Diego de los Altos, Carrizal y Guatire. En esta última locación, se le rinde culto a la Santísima Cruz de Pacairigua, imagen religiosa sacada en procesión durante la respectiva conmemoración.
Se dice que esta manifestación religiosa tuvo su origen en el año 324 de la era de Cristo; cuando la madre del emperador Constantino, Helena de Constantinopla, encontró en Bizancio la cruz de madera en la que murió Jesucristo y desde entonces comenzó a celebrarse el hallazgo.
Un símbolo de fe
La Cruz de Mayo es un símbolo religioso que representa la crucifixión de Jesús; y entre las principales características de esta festividad, destaca la elaboración de una cruz con mucho colorido.
Tradicionalmente se elabora la Cruz con madera, ubicándola siempre en un lugar alto y visible; pintada de azul o caoba la cual es vestida con papeles de colores y adornada con flores campestres, tales como rosas, jazmines, malabares, trinitarias y clavellinas.
Además, el altar generalmente es hecho con una armazón de caña amarga arqueada; y muy bien labrada para conformar especie de un nicho forrado con sábanas y adornado con cintas de colores.
Es importante destacar que el Velorio de la Cruz inicia con un rezo, luego se declaman décimas y canto de fulías, un género musical dedicado a la Cruz de Mayo; en el cual se utilizan instrumentos musicales como el cuatro, la mandolina, la guitarra, el tambor cuadrado, las maracas, el acordeón y los tradicionales tambores, acompañado de cantos.
Dice la tradición, que el estado Miranda tiene el golpe de tambor más fuerte que cualquier otro lugar de Venezuela; pero en esta celebración no se baila porque es un culto a la cruz, sin embargo, sí se le canta toda la noche hasta el amanecer.
En el año 2014 es declarada la Cruz de Mayo en su Diversidad como Patrimonio Cultural de Venezuela.
La leyenda de las tres cruces
Es así que llevaron al lugar a una mujer agonizante, y le hicieron tocar la primera cruz. Sus malestares se agravaron y la enfermedad empeoró. Cuando tocó la segunda cruz, la mujer no mostró cambio alguno, pero al tocar el tercer madero, recuperó la salud.
Santa Elena, junto al obispo de Jerusalén y los fieles presentes, llevaron esta cruz en procesión por las calles de la Ciudad Santa. En el camino había una mujer viuda que llevaba a enterrar a su hijo. A unos se les ocurrió acercar el cadáver del joven a la cruz y con eso el fallecido resucitó.
Por siglos se han mantenido las celebraciones -empezando por Jerusalén- del 3 de mayo, como la fiesta del hallazgo de la Santa Cruz. La Iglesia Católica celebra litúrgicamente la Exaltación de la Santa Cruz cada 14 de septiembre.
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