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Se trata de un insecto de un centímetro de longitud y que tiene un ritual muy macabro: luego de comerse a sus presas, adhiere a sus víctimas en su espalda. El insecto, también conocido como Acanthaspis petax, después de incapacitar a su almuerzo, le inyecta un veneno que licúa el interior de la presa, lo que le permite absorber las entrañas de la víctima.
Una vez hecho este procedimiento, la hormiga utiliza como armadura los esqueletos de sus presas. Increíblemente, este insecto puede llegar a acumular a más de 20 exoesqueletos en su parte posterior.
El exoesqueleto de estas hormigas está hecho de quitina, una sustancia especialmente robusta que puede dar cobertura al insecto asesino durante semana.
Con información de noticiasasombrosas.com