Marcus “Buff” Bagwell ha cerrado un capítulo durísimo de su vida. El exluchador de la WCW, de 55 años, decidió someterse a la amputación de su pierna derecha por encima de la rodilla, tras más de cinco años luchando contra las secuelas de un accidente de tráfico sufrido en 2020 que destrozó su rótula.
Durante ese tiempo, Bagwell se enfrentó a 21 cirugías y una estancia hospitalaria de siete semanas. Su situación médica lo arrastró a una fuerte adicción al alcohol, que él mismo calificó como “la más oscura” de su vida. “Llegué a caminar con botellitas en los bolsillos para beber todo el tiempo”, confesó en un video publicado en su canal de YouTube el pasado 18 de julio.
Pero no todo fue caída. Bagwell lleva casi tres años sobrio y asegura que, aunque no pudo “arreglar el problema” como solía hacerlo, logró encontrar claridad y aceptar lo inevitable: “Estoy tratando de hacer de una mala situación algo bueno, como he hecho muchas veces en mi vida”.
A pesar del impacto físico y emocional que implica perder una pierna, el luchador asegura sentirse en paz. “Cuando miro hacia abajo y veo que ya no está, no me deprimo. Me invade una sensación de alegría”, explicó. “Realmente creo que esto es lo correcto y que voy a tener una mejor calidad de vida”.
Su amigo y también exluchador Maven Huffman confirmó la intervención en otro video, grabado en el hospital junto a Bagwell. “Fue un momento difícil, pero decidí no llorar, sino decir ‘hermano, vamos a rodar con esto’. Y ya estoy bien”, relató el propio Bagwell.
Ganador de cinco títulos mundiales en parejas durante su época dorada en la lucha libre, ahora encara una nueva batalla personal. Y, como siempre, promete no rendirse.
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