Las calles de Washington comenzaron este domingo a cerrarse como parte del despliegue de seguridad de cara a la ceremonia pública de investidura mañana del presidente Barack Obama, que contará con la máxima seguridad disponible pese a que se espera una participación ciudadana muy inferior a la de hace cuatro años.
El fervor causado en el 2009 por la elección del primer presidente negro y su mensaje de cambio logró una asistencia récord de casi dos millones de personas.
Este año se espera que presencien la ceremonia en directo unas 800.000 personas y se prevé que además de seguidores también haya detractores que alimenten protestas durante la celebración.
"Tenemos un despliegue muy robusto. (…) No hay ninguna herramienta de cualquiera de las agencias que no esté siendo empleada", dijo hace unos días ante el Senado el sargento Terrance Gainer, una de las personas involucradas en la planificación.
El Servicio Secreto ha puesto en marcha un centro de multiagencias conocido como el MACC, a las afueras de Washington.
A través de él, cuarenta y dos agencias federales, incluyendo el Servicio Secreto, el FBI, la policía del Capitolio de EE.UU. y el Departamento de la Policía Metropolitana de la capital, estarán conectadas para coordinar sus esfuerzos y evitar cualquier tipo de peligro o amenaza.
Al menos 6.000 soldados de la Guardia Nacional, en representación de más de 10 estados, colaborarán en el plan de seguridad para la investidura controlando el flujo de los ciudadanos y el tráfico.
Además, habrá casi 4.000 oficiales de la policía metropolitana que se unirán a otros 3.000 agentes seleccionados de todo el país y un número indeterminado de agentes federales.
Las autoridades municipales y federales están aplicando medidas destinadas a reaccionar ante cualquier tipo de contingencia excepcional, desde un ataque terrorista a las consecuencias derivadas de una bajada extrema de las temperaturas.
El centro de la ciudad, por donde pasará el desfile de investidura, está ya repleto de agentes de policía que hacen guardia en las calles cercadas.
El Servicio Secreto ha asumido el liderazgo del plan de seguridad previsto para la ceremonia, aunque cuenta con la colaboración de las autoridades locales, estatales y federales, así como con miembros de las Fuerzas Armadas.
La lista de objetos prohibidos incluye desde globos a bicicletas, pasando por explosivos, esprays de pimienta o cualquier tipo de arma.
"Si bien el Servicio Secreto lidera la seguridad en la investidura, la protección de un evento tan grande y complejo requiere de la colaboración entre los organismos y organizaciones", manifestó la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano. /EFE
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