La milicia radical islámica somalí Al Shabab llevará la guerra a la vecina Kenia, advirtió hoy uno de los comandantes del grupo terrorista, Faud Mohamed Khalaf, en un mensaje difundido a través de la radio.
"La guerra se desplazará a Kenia. Si matan a una niña somalí, mataremos a una niña keniana", amenazó Khalaf, en declaraciones recogidas por varios medios somalís.
La milicia vinculada a Al Qaeda llamó a sus muyahidines (guerreros santos) a lanzar ataques contra el país vecino.
Las declaraciones del comandante de Al Shabab se producen después de que 11 personas resultaran heridas en un ataque con granadas a una mezquita de la ciudad keniana de Garissa, en el este del país y fronteriza con Somalia.
Un día antes, militantes de Al Shabab habían matado a 12 policías en el ataque a un convoy a su paso por la localidad próxima de Mandera.
Aviones del Ejército keniano han atacado posiciones de Al Shabab en Somalia durante los últimos días, en respuesta a los recientes ataques de los fundamentalistas en suelo keniano, tanto en la capital, Nairobi, como en la ciudad costera de Mombasa.
El pasado domingo, dos días después de que dos explosiones mataran a 12 personas en el mercado de Gikomba en Nairobi, aeronaves kenianas bombardearon un almacén de explosivos situado a 300 kilómetros al suroeste de Mogadiscio.
Según la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), otro bombardeo mató a más de 50 milicianos de Al Shabab en la misma región el martes.
Aunque Al Shabab no ha reivindicado los últimos ataques, el miedo a que la campaña terrorista se intensifique ha llevado a las embajadas estadounidense, británica y otros gobiernos occidentales a alertar sobre el peligro de visitar Kenia.
Desde que en octubre de 2011 el Ejército keniano entró en Somalia para combatir a Al Shabab, milicia a la que acusó de varios secuestros en su territorio, el país ha sido objeto de constantes atentados.
El más grave ocurrió en septiembre del pasado año, cuando un grupo de milicianos del grupo radical somalí tomó el centro comercial Westgate de Nairobi durante cuatro días y mató al menos a 67 personas.
Después de este ataque, las autoridades kenianas iniciaron una campaña de detenciones masivas en el barrio somalí de la capital y ordenaron a todos los refugiados abandonar las zonas urbanas y regresar a los dos campamentos habilitados para ellos en el norte y este del país.
Sin embargo, los atentados, aunque a menor escala, se intensificaron a raíz de estas medidas, con decenas de personas muertas desde el pasado mes de diciembre en Nairobi y en Mombasa.
Al Shabab, que en 2012 anunció su adhesión formal a la red terrorista Al Qaeda, controla amplias zonas del centro y el sur del Somalia, donde el frágil Gobierno somalí todavía no está en condiciones de imponer su autoridad. EFE