Paraguayos y uruguayos se han volcado con frenesí a las compras en Argentina para aprovechar la ventaja cambiaria, un fenómeno que ha provocado quejas entre los comerciantes de los países vecinos y controles fronterizos cada vez más estrictos para frenar el aluvión.
El fenómeno es notorio en las ciudades argentinas fronterizas con Paraguay y Uruguay, adonde ciudadanos de esos países viajan con dólares en mano, un bien escaso y deseado en Argentina tras las restricciones cambiarias impuestas por el Gobierno de Cristina Fernández a finales de 2011.
Con esos dólares, paraguayos y uruguayos cambian a pesos argentinos en el mercado informal a un tipo de cambio mucho más ventajoso que si lo hicieran en un banco o una casa de cambio, con una diferencia de un 60 por ciento más.
"Sí que hay muchos clientes paraguayos y cada vez más, sobre todo en fines de semana y los días festivos en Paraguay", dijo a Efe la vendedora de Casa Santa Rosa, una tienda mayoristas de productos alimenticios, en la ciudad de Clorinda (1.300 kilómetros al norte de Buenos Aires), separada de Paraguay por un río y a 42 kilómetros de Asunción.
Según medios paraguayos, los ciudadanos de ese país encuentran del otro lado de la frontera productos a un 50% del valor que en su país.
A inicios de mayo pasado, se contabilizaban entre 3.000 y 7.000 ingresos diarios a Clorinda desde Paraguay, y el aluvión llegó a los 10.000 para el festivo paraguayo del 6 de mayo, lo que hizo colapsar el puesto de control de Migraciones.
Pero la "invasión" de consumidores paraguayos parece sin embargo haber cedido luego de que unas semanas atrás Asunción dispusiera férreos controles en el paso fronterizo y prohibiera el ingreso desde Argentina de carne, lácteos, azúcar, yerba mate, ropa y calzado, entre otros productos.
Legalmente, los paraguayos que viven en área de frontera pueden ingresar a su país compras hechas en Argentina con un tope mensual de 150 dólares.
El "cepo" a las compras fue adoptado luego de que el vicepresidente de la Unión Industrial de Paraguay, Luis Tavella, se quejara ante el Gobierno de ese país de que por la diferencia cambiaria con Argentina, "casi del 50% en alimentos y combustibles", el contrabando desde Argentina afectaba a la industria y los importadores paraguayos.
Tras ese reclamo, el presidente paraguayo, Federico Franco, prometió "tolerancia cero" al contrabando.
"Venían muchos clientes paraguayos pero desde hace unas semanas casi que han cerrado la frontera. La policía está requisando la mercancía que los paraguayos compraban en Argentina", contó a Efe el dueño de una tienda de productos dietéticos de Clorinda.
La otra frontera "caliente" es la argentino-uruguaya.
Mientras que por el cepo cambiario que veda el atesoramiento de dólares muchos argentinos hacen viajes "relámpago" a Uruguay solo para sacar billetes estadounidenses de los cajeros automáticos con sus tarjetas de créditos, una opción cada vez más limitada, los uruguayos hacen el camino inverso para comprar en Argentina.
Con diferencias de precios que también rondan el 50%, el fenómeno llegó a tal punto que la Aduana uruguaya impuso un régimen de "kilo cero" por el que los uruguayos que van y vienen a Argentina en el mismo día no pueden ingresar a sus país productos comprados en el periplo.
La restricción no alcanza a los turistas uruguayos que no viajan habitualmente a Argentina y que podrán traer consigo compras por hasta 150 dólares si pasan por fronteras terrestres y por 300 dólares si lo hacen por vía marítima o aérea.
"Antes del ‘kilo cero’ estaba lleno de uruguayos, que compraban hasta dos carros de productos, hacían las compras para todo el mes. Ahora ya no hay tanto", dijo a Efe la administradora de un supermercado de la ciudad de Gualeguaychú, frente a las costas de la localidad uruguaya de Fray Bentos. EFE