María Corina Machado
Durante casi 20 años de lucha frente a una tiranía criminal y comunista, intentamos hacer entender a la comunidad democrática internacional el peligro real que esta trasnacional del crimen representaba para el hemisferio. Tantas fuerzas malignas operando dentro de nuestro territorio e integradas con la tiranía, solo podrían desarticularse y desalojarse del poder, con una acción efectiva y coordinada de las fuerzas democráticas del mundo.
Finalmente lo hemos logrado. Tanto los estados como los mercados globales han asumido que el éxodo desbordado, la catástrofe humanitaria y un estado fallido penetrado por el narcotráfico y el terrorismo, no pueden continuar.
En las últimas dos semanas han ocurrido múltiples eventos a nivel internacional que lo confirman y que ponen a Maduro en el aislamiento final. Entre ellos, menciono cinco que demuestran la decisión irreversible que ha tomado la democracia mundial.
El primero es lo ocurrido en el marco de la 73º Asamblea General de las Naciones Unidas. Tanto el discurso de Maduro a las cientos de sillas vacías, como los discursos de los Jefes de Estado del hemisferio, que lo pusieron en su lugar. Y en cuanto a reuniones bilaterales, solo el presidente de Irán y el canciller de Rusia quisieron tomarse esa foto radioactiva, lo que demuestra cuáles son los únicos apoyos internacionales reales que le quedan a Maduro.
En segundo lugar, se formalizó la denuncia ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad por cinco países de la región, a los que se sumaron, nada más y nada menos, que Canadá y Francia, dos países de larga y firme trayectoria en defensa de los derechos humanos. Es la primera vez en la historia que un país acusa a otro gobierno en la CPI. Ahora saben lo que les espera: les dictarán orden de arresto internacional y los perseguirán a donde vayan. Los crímenes que cometieron y siguen cometiendo no prescriben.
En tercer lugar, se produjeron dos iniciativas muy significativas por parte de varios senadores de los Estados Unidos. El 25 de septiembre se introdujo el proyecto de “Ley del Estado de Derecho, ayuda humanitaria y reconstrucción de Venezuela 2018”, y el 28 de septiembre, tres senadores solicitaron al Secretario de Estado, Mike Pompeo, la designación del régimen venezolano como un “Estado patrocinador del terrorismo”.
En cuarto lugar, también en el contexto de la Asamblea General de la ONU, la embajadora estadounidense, Nikki Haley, dijo frente a una nutrida manifestación de venezolanos: “No dejaremos de elevar nuestra voz hasta que Maduro salga del poder.”
Finalmente, el bochornoso viaje a China, con la obscena escala gastronómica en Turquía, dejó algo claro: los chinos no están dispuestos a perder ni un dólar más con un régimen maula y corrupto que todavía les debe 19 mil millones de dólares. Como el resto de los mercados, ellos saben que en su mejor interés también está la salida de Maduro.
El cerco internacional avanza y será cada día más implacable. Las sanciones que vienen en aumento son una clara muestra de esto. Ya la demanda no es por el respeto a los derechos humanos, la transparencia en la administración pública o la sensatez en la política económica. La exigencia es el cambio de régimen.
La presión internacional es necesaria para la ruptura, pero es igualmente indispensable la cohesión de las fuerzas internas que exigen el quiebre, junto a una dirección política resteada con este objetivo.
La sincronización de estas fuerzas requiere una interlocución local confiable que alinee y coordine las iniciativas de la gente, de la sociedad civil organizada y de lo que queda de las instituciones republicanas. Esa es la razón por la que nació Soy Venezuela y a la cual convocamos y recibimos, con brazos abiertos, a todos los comprometidos con esta lucha y con esta ruta.
Hoy, constato de punta a punta, en toda Venezuela, una nación de pie, unida y decidida.
Pero hay que alertar de una nueva maniobra cubana en proceso, justo cuando las fuerzas se dirigen hacia el punto de quiebre. Nuevamente aparecen las voces apaciguadoras de los “zapateros” de siempre que pretenden darle tiempo y oxígeno a Maduro con nuevas farsas electorales. Han llegado al descaro extremo de plantear la conveniencia de “participar” en la gran trampa que representa un pseudo “referendo” para aprobar una nueva “constitución.” Como en cada ocasión anterior en que hemos estado cerca del quiebre, buscan una válvula de escape que baje la creciente presión.
Que quede claro: los venezolanos no caeremos en esa trampa: NO es una constituyente, NO es una constitución y NO es un referéndum. Por eso NO reconocemos esa convocatoria, la desacatamos y denunciamos a quienes se hagan parte de esta maniobra.
Nuestra única opción es vencer, sacar a Maduro de Miraflores y a las mafias del país. Ello exige avanzar por una ruta de fuerza, coraje y rebeldía total. Ahora, cuando por fin la comunidad internacional está actuando con firmeza y efectividad, nadie va a sacarnos de la ruta y del mandato del plebiscito del 16 de julio.
Las fuerzas reales del mundo, las que de verdad importan, están claras. La gente en la calle también; saben quién es quién y cómo se enfrenta y derrota una tiranía.
Las mafias están cercadas y cada día más aisladas. Nuestra tarea es mantenernos firmes, rumbo al quiebre, incrementado cada día la fuerza ciudadana hasta lograrlo.
2018-10-06
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