Gerardo Díaz @gdiaz_33
Ingrid Bravo Balabú @ingridbbalabu
La denuncia de acoso sexual por parte de exjugadoras de la selección Sub17 femenina de fútbol puso nuevamente en la mesa el polémico tema dentro del deporte venezolano.
Fue la propia excapitana Deyna Castellanos, quien junto con 24 compañeras, responsabilizó al exentrenador del equipo, Kenneth Szeremetta, y a Williams Pino, de acosar y realizar insinuaciones en contra de las jugadoras, quienes para el momento de los hechos eran menores de 18 años.
Acoso sexual en Venezuela
Entretanto, el texto firmado por las futbolistas relata las frecuentes acciones de Szeremetta, quien habría manipulado a las jóvenes para obtener de ellas beneficios alejados a la práctica del balompié.
Ante esto, ¿qué establece la legislación venezolana para sancionar a quienes incurra en el delito de acoso sexual? ¿Es necesario que la víctima acuda a una dependencia judicial o el Ministerio Público puede actuar de oficio?
Acoso u hostigamiento: "Toda conducta abusiva y especialmente los comportamientos, palabrast actos, gestos, escritos o mensajes electrónicos dirigidos a perseguir, intimidar, chantajear, apremiar, importunar y vigilar a una mujer que pueda atentar contra su estabilidad emocional, dignidad, prestigio, integridad física o psíquica, o que puedan poner en peligro su empleo, promoción, reconocimiento en el lugar de trabajo o fuera de él”, reza en el numeral 2, artículo 15.
Dentro del marco jurídico, específicamente el artículo 40, se establece prisión de 8 a 20 meses si se incurre en alguna de las acciones descritas.
Acoso sexual: “Solicitud de cualquier acto o comportamiento de contenido sexual, para sí o para un tercero, o el procurar cualquier tipo de acercamiento sexual no deseado que realice un hombre prevaliéndose de una situación de superioridad laboral, docente o análoga, o con ocasión de relaciones derivadas del ejercicio profesional, y con la amenaza expresa o tácita de causarle a la mujer un daño relacionado con las legítimas expectativas que ésta pueda tener en el ámbito de dicha relación”, prevé el numeral 10, artículo 15.
El artículo 48 establece prisión de 1 a 3 años para quienes incurran en las prácticas descritas.
Niños y adolescentes son los más vulnerables
Dentro de las historias publicadas en redes sociales, un gran porcentaje data de experiencias vividas con profesores, entrenadores deportivos o directores de instituciones educativas de nivel inicial o medio.
Óscar Misle Terrero, director y fundador de CECODAP, detalló a la marca 2001 que los casos más comunes de acoso a edad temprana se debe a “personas de confianza” o allegados a la familia. En estos grupos entrarían los profesores, entrenadores y demás miembros de las instituciones académicas.
“Al inscribir a un niño, niña o adolescente en una unidad educativa, estás confiando, directamente, en que en ella habrá personal calificado para todos los procesos de aprendizaje que se requieran según las edades correspondientes”, señaló.
Sin embargo, los padres no conocen a los profesores, solo confían en la selección de personal del plantel.
“Confías en que son buenas personas y buenos educadores. De ahí se valen los acosadores, de la buena fe que tienen todos a su alrededor con respecto a él”, manifestó el especialista.
A su vez, mencionó que muchos de estos acosadores permanecen en las instituciones educativas por años, sin quejas o llamados de atención debido a las amenazas y la manipulación psicológica que aplican a sus víctimas.
“Su forma de actuar y de continuar con sus prácticas de acoso funcionan siempre y cuando la víctima sea controlada, a través del miedo, por el acosador. Es decir, que la víctima crea que es un juego en el cual también tiene culpa, cuando no es así”, dijo.
Acoso en universidades
El acoso no solo se limita a la niñez y adolescencia, sino que escala sin importar el cargo u ocupación que se tenga.
Es así como muchos de los casos expuestos en redes sociales también mencionan a profesores universitarios, quienes se valían de su “posición de poder” para emitir comentarios o extralimitarse con el contacto físico.
La Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) fue la más mencionada dentro de las historias de acoso en instituciones de educación superior. Muchas estudiantes y egresadas alzaron su voz para manifestar, con nombre y apellido, quiénes habían cruzado el límite de la relación profesor – alumno.
A raíz de esto, la UCAB recordó que cuenta con un protocolo de acción ante el acoso y abuso sexual contra sus estudiantes. Sin embargo, este instructivo también ha sido considerado por las afectadas como “débil”, “escaso” o “tedioso” debido a la gran cantidad de pasos a seguir para concretar una denuncia formal.
Keitich Villegas, consejero de la Escuela de Comunicación Social de la institución explicó que, dentro de su labor como representante estudiantil, está mejorar los canales de comunicación entre los alumnos y los encargados de la escuela, por lo que perfeccionar este protocolo debe ser prioridad.
“Hemos recibido quejas de los estudiantes de que el proceso es muy largo y no garantiza medidas ejemplares para con los denunciados. Ya estamos trabajando una propuesta con mucho menos pasos y que corresponda con la gravedad del asunto”, manifestó.
Además, Villegas detalló que la gran cantidad de casos publicados ayudarán a la concientización y respuesta rápida de toda la comunidad ucabista, hasta que se erradique en su totalidad.
Sin lugar a dónde ir
Gabriela Buada, periodista y defensora de Derechos Humanos destacó que en Venezuela no existe un protocolo de acción para combatir el acoso, razón por la cual las víctimas se sienten solas y sin ayuda.
“Vivimos en una sociedad patriarcal, en la que no existen campañas informativas ni nada relacionado a cómo actuar ante situaciones de acoso. ¿Cómo se hace? No puedes prevenirla, no puedes atacar los focos”, mencionó.
Buada indicó que, sumado a los problemas que existen en el país más la pandemia por COVID-19, se pasa por alto la necesidad de protección de niñas, adolescentes y mujeres.
“Cada quien intenta sobrevivir a los problemas que hay en Venezuela, eso hace que le restes importancia a episodios de acoso. Si a eso le sumas la pandemia y la cero información, desarrollas un tema más amplio de violencia basado en género”.
Aunado a esto, detalló que no existen organismos ante los cuales las víctimas puedan acudir para realizar denuncias y generen confianza de acceso a la justicia.
“Tenemos un sistema de justicia con una amplia gama de leyes. Pero, en la práctica, cuando una mujer va a presentar su denuncia no se le toma en serio, recibe burlas por la situación que plantea y no atiende su caso de la manera correcta”.
Finalmente, como consecuencia directa de esto, muchas víctimas deciden no presentar denuncias formales y acudir a las redes sociales, lugar en el que sí encontrarán apoyo para narrar sus historias.
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