Simón Bolívar nació en la ciudad de Caracas el 24 de julio de 1783, en una familia de origen vasco de la hidalguía criolla venezolana. Sus padres fueron el coronel don Juan Vicente Bolívar y Ponte, y doña Concepción Palacios Blanco.
Sus padres pertenecían a dos importantes linajes caraqueños. A esa casta las llamaban los "amos del Valle". Criollos descendientes de los fundadores de la ciudad y que ocuparon el escalón más alto de la pirámide social durante el período colonial. Todo parecía preparado para que Simón y sus hermanos administraran las cuantiosas propiedades de la familia, tal como había sucedido durante los dos siglos anteriores.
Su nombre completo es Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco.
A su nacimiento, en 1783 su madre se vio en la necesidad, por quebrantos de salud, de buscarle una nodriza. Recurrió a Hipólita, quien tenía 20 años de edad, esclava de la hacienda "El Ingenio", en San Mateo, propiedad de la familia. Este hecho lo recordó por el propio Bolívar en diversas oportunidades, mostrando en cartas (1825) y gestos (1827) el cariño que siempre sintió por Hipólita, a quien llegó a considerar "su madre y su padre".
Simón Bolívar tuvo una infancia difícil
“Huérfano, prometido a una riqueza considerable, heredero presunto de plantaciones extensas, esclavitudes y casas, no tuvo una infancia feliz ni una educación sistemática”, escribió en su momento Arturo Uslar Pietri.
Pero su carácter rebelde construyó con la desobediencia una barrera infranqueable. A los doce años se escapó de casa de Carlos Palacios, su tutor, y huyó a la de su hermana María Antonia.
El pleito judicial por quién había de administrar su fortuna concluyó con el traslado forzado de Bolívar a casa de un maestro llamado Simón Rodríguez. Según el propio tutor del joven, el nuevo preceptor de Bolívar es “un sujeto de probidad y habilidad notoria, y estando destinado por su oficio a la enseñanza de los niños podrá más cómodamente proveer a la educación de éste, teniéndole siempre a su vista y en su propia casa, que es bastante cómoda y capaz”.
Por fortuna, Simón Rodríguez, expósito, autodidacta y que fue nombrado maestro por el cabildo de Caracas en la escuela de primeras letras para niños, resultó ser el profesor más adecuado para el joven Bolívar.
Siempre rebelde
Rodríguez entendió que su pupilo necesitaba un tratamiento diferente, pues su curiosidad, mezclada con el ambiente escaso de afecto en el que estaba creciendo, deformaban su carácter.
Sea porque Rodríguez aplicó su propio y original modelo pedagógico, sea porque el niño fue forzado a ello, la relación acabó dando sus frutos. Bolívar llegó a decir que su maestro “enseñaba divirtiendo” pero la estrategia de Rodríguez se puede resumir en la máxima “instruir no es educar”.
En 1799, cuando murió su abuelo, Bolívar fue a estudiar a Madrid. En Veracruz escribió a su tío Pedro Palacios y Sojo, con la dudosa certeza del que aún no conoce bien la ortografía: “Usted no estrañe la mala letra pues ya lo hago medianamente pues estoy fatigado del mobimiento del coche en que hacabo de llegar, y por ser muy a la ligera la he puesto muy mala y me ocurren todas las espesies de un golpe”.
Al llegar a Madrid se alojó en casa del marqués de Ustáriz, en la calle de Atocha, y tuvo la educación que todo joven de su clase debía recibir: lenguas extranjeras, danza, matemáticas, equitación e historia.
Sobresaliente
Cuenta los historiadores que Bolívar sobresalió entre sus contemporáneos por sus talentos, su inteligencia, su voluntad y abnegación, cualidades que puso íntegramente al servicio de libertar y organizar para la vida civil a muchas naciones que hoy ven en él a un Padre.
Entre sus características personales señalaban conocidos que bailaba con destreza, tenía modales finos, autoridad reconocida por todos y una capacidad envidiable para resistir el hambre y la fatiga en sus extraordinarias proezas militares. Para el General José de San Martín era “el hombre más asombroso que haya producido América del Sur”.
Se dice que se formó al leer a pensadores como Locke, Russeau, Voltarie o Montesquieu.
Luego de su regreso muy joven de varios años en Europa y tras varios intentos conspirativos, el empujón que le faltaba para decidirse a entregar su alma y su vida por la idea de la emancipación absoluta de España la halló en la figura de Francisco de Miranda, ideólogo y visionario de la Independencia de América.
Miranda ya había ideado un proyecto para la construcción de una gran nación llamada "Colombia" y Bolívar se nutrió de sus ideas y las reformuló a lo largo de una campaña que duraría 20 años hasta convertirla en realidad.
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