La discontinuación de la acuñación del centavo en Estados Unidos, ordenada por el gobierno y anunciada en 2024, ha provocado una serie de dificultades logísticas y económicas en el país.
La falta de centavos ha generado efectos visibles en el comercio y en las operaciones bancarias, impulsando acciones para mitigar el impacto.
La Casa de Moneda dejó de producir centavos en agosto de 2024, tras solicitar su último lote de planchas en mayo del mismo año. Desde entonces, pocos ejemplares circulan, y las entidades financieras enfrentan dificultades para mantener suficientes unidades para sus clientes.
La distribución se ha visto afectada por el cierre de terminales de monedas, limitando el flujo de los centavos en la economía.
Problemas en minoristas y bancos
Minoristas, como cadenas de tiendas de conveniencia, han tenido que adaptarse en medio de la escasez, implementando medidas como redondear las transacciones hacia abajo para evitar demandas legales en algunos estados.
Algunos establecimientos han promovido donaciones de cambio a organizaciones benéficas para gestionar la falta de monedas físicas. Los bancos también han reportado una rápida agotamiento de sus reservas de centavos, obligándolos a recurrir a métodos de ahorro y distribución menos eficientes.
El problema surge ante la eliminación abrupta del centavo, sin una planificación previa ni directrices claras del gobierno federal. Esto ha provocado incertidumbre tanto en comercio como en bancos, que no saben cómo gestionar en el contexto de una circulación decreciente y una distribución restringida de monedas.
La situación aún no tiene una solución definitiva, y las entidades piden mayor claridad en las políticas y recomendaciones oficiales para enfrentar la escasez en las próximas temporadas.
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