Paola Ñañez / 2001
Los alrededores de la estación del Metro Carapita están rodeados por delincuencia, huecos, y carentes de alumbrado público.
Quienes transitan diariamente por allí dan fe de que hace mucho tiempo que estas calles necesitan un “cariñito” de pie a cabeza.
Antonio Martínez tiene 60 años viviendo en Antímano, aseguró que las vías están malas desde que tiene memoria, se quejó de maltrato por parte de los autobuseros, quienes protagonizan la anarquía que vive el sector.
“Las alcantarillas están tapadas, los autobuseros son groseros y la delincuencia nos tiene al borde”, señaló.
Joel Rodríguez, vende café desde hace 30 años, a las afueras de la estación Carapita, y comentó que la pasarela que conecta con el la estación nunca ha funcionado. “A más de uno se han llevado por el medio por cruzar la calle sin estar pendiente”, por lo que solicitó que la recuperen.
Asimismo, pidió alumbrado y muchísima seguridad, porque “la delincuencia está desbordada”.
Al lado de la estación del Metro está una línea de mototaxis. Abel Mariño, miembro de esta cooperativa señaló que ninguna de las calles de Carapita y Antímano (por nombrar dos zonas) sirven, por lo que siempre se les dañan las motos y no consiguen repuestos baratos. “Queremos alumbrado, seguridad, precios regulados; porque mientras los precios sigan subiendo la delincuencia seguirá por las nubes”.
2015-09-28