Arnoldo Arcaya
Jesús Coronel se levanta todos los domingos bien temprano. Llena un potecito de ron y baja de su apartamento. Cerca de su vivienda se para un mercadito de gochos. Venden verduras, hortalizas y frutas. Él tiene años comprando ahí, pero su bolsillo cada vez aguanta menos la subida de los precios semana tras semana.
Vive solo y percibe la pensión, la cual no le alcanza para cubrir sus gastos, por lo que tuvo que ingeniárselas para sobrevivir en esta situación. “A los gochos les doy un poquito de ron, no más de un vasito, y ellos me dan lo que yo les pida, verduras y hortalizas”, contó.
No precisó cuántos kilos, pero dijo que la semana pasada le dieron varias zanahorias, papas y cebollas, éstas últimas ya costaban ese día “70 mil bolos el kilo”.
Aseguró que toda la vida ha bebido ron sin problemas, pero la salud ya no es la misma y el costo de una botella no baja de Bs 70 mil bolívares, además, conseguir refresco es toda una odisea. Aún tiene algunas botellas guardadas, no de marcas de calidad, pero en esta crisis “ron es ron y es válido”.
Como él, más de uno ha optado por el trueque o intercambio para subsistir. Hace dos semanas un amigo de Coronel le comentó que un barbero le cortó el pelo a cambio de que le hiciera “la segunda con unos papeles” en un ministerio. Aseguró que se ahorró Bs 30 mil.
Este mecanismo comercial, el primero que se conoce en la era del hombre, está agarrando peso en esta época, y aunque para algunos el intercambio no es algo nuevo, para otros es la forma de obtener algo sin necesidad de gastar su dinero.
En Facebook varias páginas privadas han nacido con el objetivo de que los miembros del grupo intercambien algún producto. La comida es la principal oferta. “Cambio harina de maíz por arroz”, “tengo cuatro harinas mexicanas, ¿qué dan por ellas?”, “cambio Mazeite pequeño por una mantequilla de 500 gramos”, o “un kilo de azúcar por dos pasta de dientes de 100 ml”.
Incluso, la situación hace que la gente le “huya” al dinero. “Se cambia un kilo de azúcar Montalbán solamente por dos kilos de arroz, solo eso. Repito: se cambia solo por dos kilos de arroz”.
También hay quienes ofrecen objetos a cambio de comida. “Tengo un canguro de bebé marca Infantino, color negro. Pido tres leches. No importa que sea de la caja”.
Los productos de higiene personal o belleza están también en el top de lo más buscado. Entre los productos que se consiguen están los champús sin sal, acetona, toallas diarias y gelatina para el cabello. Para dar con pañales hay que buscar bien.
En el apartado de los equipos electrónicos hay de todo un poco. El intercambio de celular es el que más se hace notar, también destaca el trueque de computadoras y accesorios de éstas.
Los “pesos pesados” dentro de “este mundo” son cambios de carros y motos.
Entre las cosas usadas que se pueden conseguir está la ropa y, por la época, juguetes. “Se cambia carro de batería. Ideal para Niño Jesús de su princesas”, dice una publicación.
En relación a las prendas de vestir, buscar cualquier cosa en el closet puede ser ganancia. “Cambio pantalón de niño talla 16 por otro pantalón”. Tacones y ropa de bebé también están en el “menú”.
Hay quienes van mucho más allá y quieren prácticamente “lanzar la casa por la ventana”. “Tengo escaparate grande de 2.80 de ancho y de alto 2.20. Muy espacioso con 4 gavetas y 3 compartimientos”, pero no precisa qué desea.
2017-12-21