Zandy Aliendres
Colas de hasta 4 horas son comunes en los establecimientos de comida del Estado. La gente tiende a quejarse pero creen que "la cosa no es como antes" y no se puede exigir.
Madrugar. Este es el primer paso que se debe cumplir si se quiere comprar alimentos de la cesta básica en Mercal, red de abastos del Estado y matriz de la Misión Alimentación. Aunque hay un refrán que afirma que el que se levanta más temprano “recoge agua clara”, cuando se habla de la adquisición de comida en este tipo de locales, se trata de una inmensa fila en la que se puede pasar todo el día.
En centros como el ubicado en la Zona F del 23 de Enero, ya llegar a las 6:00 am no es suficiente. La apertura de este Mercal es a las 8:00 am pero según los compradores, ya a las 5:00 am hay decenas de personas. “A mí no me da ni chance de arreglarme por estar todo el día aquí. Esto es todo el tiempo, buscando comida”, dice una de las habitantes de la parroquia caraqueña, quien prefirió guardarse su nombre.
Personas de Catia también suben hasta el Mercal cercano a la redoma del bloque 37 en busca de harina de maíz, leche en polvo, aceite y azúcar, pero no siempre corren con suerte. Afirman que en ocasiones la comida no alcanza o se les hace la hora de recoger a los niños en la escuela, por lo que pueden pasar toda la mañana de pie sin que su esfuerzo sea recompensado.
Las conversaciones en la cola no tienen que ver con la telenovela a la que le siguen el paso, sino el viacrucis que significa para ellas hallar alimentos subsidiados. Las quejas van acompañadas del “dato” de dónde consiguieron estos productos o mantequilla, lo que llama la atención de ciertas personas en la fila que buscan este ingrediente para vender tortas, actividad que les lleva pan a la mesa.
Pasan dos, tres y hasta cuatro horas. Para mantener el orden, los trabajadores del establecimiento colocan número y sello en los brazos, hecho que molesta a más de uno que, a regañadientes se lleva su marca a casa. “¿Y esto se quita? ¡Qué fastidio que te pongan esto! Eso sí me molesta. Ni que uno fuese un preso para que lo marquen así”, expresa una señora que hace la cola para comprar la leche para el tetero del nieto.
Con el calor y la espera, la confianza entre los compradores aumenta. Se atreven a protestar, primero con una timidez disfrazada de ironía y luego con toda la sinceridad que genera la molestia.
“Y estamos bien. No hay escasez. La patria sigue y el hambre sigue”, dice entre risas una señora de origen oriental, que con su acento particular y un tono de voz alto, luego se confiesa.
“Y uno ve a un periodista y tiene que decir embustes. Yo en las marchas, que voy a muchas, veo que se me acerca uno y digo mejor que no porque yo no sirvo para decir mentiras. Si me preguntan empiezo a hablar. ¡Cómo es posible que uno tenga que pasar por esto! Esto no puede ser y ya el que podía arreglar esto, se murió”, expresa.
Realidad similar se vive en otros mercales. La gente se aglomera en la entrada cuando llega pollo, leche, azúcar, aceite y harina de maíz. Una de las clientes del Mercal de la UD2 de Caricuao contó que llega a las 5:30 am y toma un número mayor que 50. Afirma que no todo el tiempo hay estos productos en dicho punto de venta. Un abuelo confirma esta versión y señala que “la cosa ya no es como antes, no te puedes poner exigente, solo se puede comprar lo que hay”.
En Cristo Rey hay quienes amanecen. Para las compras del sábado dan hasta 300 números. Una vecina que vende arepa, compra los rellenos en el establecimiento. Comenta que los viernes en la noche deja a su hija haciéndole la cola y el sábado a primera hora, cuando llega de su trabajo en una funeraria, hace el relevo. Indica que son al menos 20 personas las que hacen guardia toda la noche.
Más importación
El pasado domingo 16, el presidente Nicolás Maduro anunció la inversión de 24 mil millones de bolívares para la segunda fase de la Misión Alimentación. El ministro de Alimentación, Félix Osorio, adelantó que ya parte de este monto fue aprobado, pero en sus declaraciones ofrecidas en la feria del pescado, no dijo si este dinero sería invertido en producción de alimentos en el país.
Osorio explicó que la ampliación ordenada por el Ejecutivo Nacional se llevará a cabo en un lapso de tres años. Indicó que serán traídos mil millones de dólares en alimentos desde Argentina. Una fracción de estos, serán destinados para la reserva alimentaria “que en estos momentos la estamos usando precisamente contra el golpe económico”. También serán importados 700 millones de dólares en alimentos para un plan especial y 1.700 millones de dólares en productos de la cesta básica que serán comprados a Brasil.
Al ser consultado sobre posibles problemas de producción en el país, tanto en productos del Estado como de la red privada, el encargado del despacho de alimentación dijo que “el problema no es de producción. El problema es la guerra económica” y afirmó que en Venezuela “hay una gran demanda”. Aun así el incremento de la producción de cereales y de productos agrícolas aumentó el año pasado tan solo un 13% para atender a toda la población que compra en el sistema de establecimientos pertenecientes a la Misión Alimentación.
Además de importaciones, el dinero aprobado por el Estado también será utilizado para crear nuevas infraestructuras, algunas son mil Mercalitos comunales, 6 Supermercales víveres, 220 Pdvalitos, 9 Abastos Bicentenario y 22 Grandes Abastos Bicentenario. Asimismo, se planea adquirir una nueva flota de 263 camiones para trasladar alimentos.
Lunes 24/03/2014