El ancla del noticiero Globovisión, Roman Lozinski anunció a través de su cuenta en Twitter que renunció al canal de noticias.
Del mismo modo, informó que las periodistas María Isabel Párraga y María Elena Lavaud también presentaron su renuncia.
“Con todo pesar, acabo de ratificar la renuncia que presenté a Globovisión ayer lunes. Lamentablemente no es posible un acuerdo”, escribió Lozinski a través de dicha red social.
Asimismo, explicó que “mi decisión del viernes respondió a un momento de profundo pesar producto de un grupo de decisiones que no quiero acompañar” y aseveró que “me voy con serenidad de saber que en todo momento hice lo correcto!”.
El periodista también envió un comunicado a la opinión pública sobre su decisión. A continuación podrá leer el texto:
A la opinión pública.
Comienzo lamentando que quienes trabajamos en los medios de comunicación seamos noticia.
Quiero agradecer las muestras de solidaridad. Centenares de mensajes se han recibido en apoyo. Palabras de aliento, acompañamiento y cariño. Son excepción solo unos pocos que se aproximan con insultos generalmente desde el anonimato.
Los medios locales y al menos una decena de internacionales han mostrado su interés en conocer más de este lamentable, triste y bochornoso episodio que ha representado mi salida de Globovision.
Aprovecho la coyuntura para aclarar dos puntos:
– No caigamos en el error de creer que existe una vara para medir la dignidad. Quienes nos vamos hoy no somos menos dignos que los que se fueron antes, ni más que los que se quedan, por el contrario, se traga grueso en aras de mantener lo más aséptico posible cada espacio. Con esto paso a lo segundo…
– Pedir respeto por quienes aún permanecen en el canal. Cada uno desde su espacio es un pequeño muro de contención.
Mis 8 años en en el canal los divido en tres etapas. El inicio duro y exigente de las madrugadas cuando aquel programa se grababa a las 4 am para lo que me desperté cada día de lunes a viernes por año y medio a las 2:45 am. Valió la pena, me colaron en un espacio virgen y terminó siendo mi trampolín.
Luego vino el segundo espacio a las 9:30 am, sin abandonar el primero pero pasando a transmitir ambos en vivo, y de ahí mi paso a la emisión de las 9 pm junto a Gladys Rodríguez.
Con casi toda gerencia se puede tener diferencias, con la anterior las tuve, pero en ese tiempo pude hacer cosas interesantes: el programa Carrera Presidencial con los candidatos de la Unidad a las primarias, varias entrevistas a Henrique Capriles, transmisiones en directo, madrugadas de plantón informativo. Hice amigos, muchos amigos. Grandes compañeros me llevo en un saco que esta gerencia no puede parar en la puerta. No hay prohibición que pueda con la fidelidad de los amigos cuando se encuentran en valores y principios. Compraron al canal, no a su gente.
Así como en el pasado a la gente de Globovisión se le negó la entrada a la fuente oficial, este fin de semana la nueva Globovisión me negaba a mí la entrada a la que fue como mi casa. Quizás el miedo sea el mismo. El miedo del gobierno a la vieja Globovisión es el miedo de la nueva Globovisión a la verdad, a la disidencia, a pensar distinto. El miedo a enfrentarse a un periodismo serio, no a la propaganda.
El lunes pude entrar, pero la carta existió y en privado me ofrecieron sus disculpas.
Muchas alertas se encendieron con la venta del canal. Con el paso del tiempo se daban campanadas de alarma por diferentes motivos. La semana pasada hubo varias.
Luego vino lo de Chúo Torrealba. Y aquí me detengo. Soy de la opinión de que la solidaridad es primero con el televidente, con el ciudadano, con servir de megáfono a las necesidades, penurias y carencias de la gente llana. Con ella se es fiel a la solidaridad con los principios de libertad de expresión y de defensa de los espacios.
A usted podía gustarle o no Buenas Noches, Yo Prometo, Radar de los Barrios, Del Dicho al Hecho o Tocando Fondo, pero eso nada tiene un ver con acompañar la salida de cualquiera de esos programas. No se puede ser espectador de la censura.
Sostuve que había que defender los espacios y eso hice en todo momento desde que asumió la nueva directiva. Ante los más recientes acontecimientos la sensación es que no tengo qué defender. No me arrepiento, lo haría exactamente igual una vez más.
Me queda solo la incertidumbre que viene con el desempleo, pero la serenidad de saber que en todo momento hice lo correcto.
Martes 20/08/2013