En el corazón de la Plaza Garibaldi de Ciudad de México, a contra esquina del salón Tenampa, donde los fallecidos cantantes José Alfredo Jiménez y Chavela Vargas cantaron y se emborracharon tantas veces, fue inaugurada este jueves la primera escuela mexicana de mariachis.
Las puertas de la Escuela de Mariachi Ollín Yoliztli se abrieron hace un año, con 100 alumnos, en el Callejón de la Amargura 10, Garibaldi, pero las autoridades locales decidieron esperar a que egresara la primera generación de alumnos con grado de técnico profesional en ejecución musical para inaugurar el proyecto.
Los egresados conforman hoy el Mariachi Ollín Yoliztli, con 20 integrantes, hombres y mujeres, de entre 18 y 35 años, y tuvieron el jueves pasado su debut frente a público en la escuela, con la canción "Mi ciudad", de Guadalupe Trigo.
"No tenemos todavía la licenciatura, pero la vamos a tener pronto", dijo a dpa la directora de la escuela, Leticia Soto.
En la escuela se enseñará a tocar y escribir música como en un conservatorio, pero también se integrará al llamado mariachi empírico o de calle, conformado por "aquellos que aprendieron de oído", precisó Soto.
Además de preservar y profesionalizar este tipo de música popular de México, el nuevo centro educativo buscará "aprovechar la explosión actual del mariachi en el mundo", afirmó la secretaria de Cultura del gobierno local, Lucía García Noriega.
"Lo que nos dio una señal de alarma es que había escuelas de mariachis en el extranjero, pero en México ninguna", agregó en su discurso el director del Centro Cultural Ollín Yoliztli, Federico Bañuelos Bárcenas.
En Estados Unidos los primeros mariachis como grupos de ensamble se conocieron en los años 60 del siglo pasado "y desde entonces hay un boom enorme", explicó Soto.
Se estima que sólo en Estados Unidos funcionan cerca de 300 centros y escuelas donde se enseña la música mariachi y que los japoneses y los colombianos son quienes más gustan de estos grupos tradicionales. Pero hay también mariachis croatas, franceses e italianos, entre otros.
La Unesco agregó en 2011 al mariachi mexicano a la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Los orígenes de este tipo de grupos se remontan al siglo XIX y aparecieron principalmente en la parte occidental del país, en los estados de Jalisco, Nayarit y Michoacán.
A la Plaza Garibaldi, contó la historiadora Alejandra Moreno Toscano, los mariachis llegaron "por una extraña casualidad".
La bisnieta del pionero del cine en México, Salvador Toscano, dijo que la escuela de mariachis es un proyecto que le dará un impulso definitivo a esta música y pronosticó que Garibaldi y la escuela, se podrían convertir en una Meca del mariachi.
"México ya le dio el mariachi al mundo, ahora lo recibe de regreso", señaló.
Miguel Martínez, de 90 años y pionero de la trompeta en el mariachi, recordó que en sus orígenes pocos podían presumir de ganarse la vida como mariachi.
"Eran 50 centavos de pesos mexicanos por pieza (canción) y cinco pesos (de entonces) por gallo (serenatas), no ganaba mucho pero sentía la música y de ahí con lo que Dios me socorriera era bueno, pero ahora si se puede vivir bien de mariachi", comentó.
A jucio de los cantantes del género, el mariachi, con escuela o sin ella, no pasará nunca de moda.
"El mariachi es de calle y de cualquier lado, no es para un determinado público, es de todos, por eso es tan conocido en el mundo", dijo Rigoberto Alfaro, guitarrista y compositor de 79 años, uno de los pocos mariachis veteranos que estudió música en una aula, en la Escuela Libre de Música y Declamación, y se dedica a dar clases de música tradicional mexicana en Nueva York. /DPA
Jueves 06/06/2013