AFP
Las fuertes lluvias que han caído en los últimos meses en el norte de Chile han vestido de verde el desierto de Atacama, el más árido del mundo, convirtiéndolo en un jardín florido con una explosión de vegetación y colores.
El cambio climático está contribuyendo a que el "Desierto Florido", como lo denominan los chilenos, sea un fenómeno cada vez más frecuente. Este año se espera que las copiosas precipitaciones lo iluminen como nunca antes.
Más de 200 especies, la mayoría endémicas, permanecen agazapadas debajo de la tierra seca durante años para emerger triunfantes cuando les cae la lluvia.
"Tienen estrategias de supervivencia", dice a la AFP Gloria Rojas, jefa del área de Botánica del Museo de Historia Natural de Santiago.