Hace más de 70 años, un explorador indio encontró los restos de centenares de personas en este paraje de tanta altitud. Hoy, un nuevo estudio se aproxima a la circunstancias del descubrimiento.
En 1942, en mitad de la Segunda Guerra Mundial, un guardabosques indio llamado Hari Kishan Madhwal cruzaba las profundidades del Himalaya; cuando hizo un impresionante descubrimiento. En un valle entre las montañas, a 4.800 metros de altitud sobre el nivel del mar; avistó un lago cuya superficie flotaban centenas de esqueletos humanos. Se trataba del lago Roopkund, en el estado indio de Uttarakhand, un lugar emblemático de la cultura india y escenario milenario de historias mitológicas. Al principio, las autoridades que investigaron el hallazgo pensaron que los esqueletos pertenecían a soldados japoneses que se infiltraron en el país indio para luchar contra los colonos británicos. Sin embargo, los esqueletos estaban tan desgastados que llegaron a la conclusión de que llevaban ahí mucho más tiempo.
Diferentes causas, procedencias y tiempos históricos
En dicho estudio, los investigadores aplicaron el método de la datación por radiocarbono y analizaron genéticamente los restos esqueléticos de 38 cuerpos encontrados en el lago para ya por fin dar con la antigüedad real de los huesos y cómo llegaron hasta allí. "En un principio, los resultados apuntaban a que los esqueletos databan del siglo VIII; pero luego descubrimos que esto no era exactamente así", asegura Éadaoin Harney, autor principal del estudio y doctorando en el departamento de biología orgánica y evolutiva de la Universidad de Harvard. Los cuerpos en el lago, en lugar de morir a causa de un solo hecho catastrófico, difieren en antigüedad. "Algunos llevaban ahí cientos de años y otros miles".
El análisis genético reveló que los restos pertenecían a tres grupos distintos de personas; desde poblaciones de más 1.000 años de antigüedad del sur de Asia hasta habitantes de Grecia y Creta de tan solo 200 años atrás. Y el tercer grupo solo lo componía un individuo del este asiático. En total, 23 de los cuerpos eran de la zona sur asiática, mientras que otros 14 provenían del Mar Mediterráneo.
"Los restos de los individuos provenientes del sur asiático tienen ascendencia realmente diversa", explica Harney. "No pertenecen a una sola población con origen en algún lugar de la India, sino que eran de personas que vivían por todo el subcontinente". Los resultados de los análisis de isótopos también revelaron que cada individuo seguía un tipo de dieta diferente. Y en cuanto a cómo murieron, Harney y su equipo todavía siguen sin conocer la causa real.
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