Lisboa y más de una treintena de ciudades en Portugal vivieron hoy una jornada de manifestaciones multitudinarias que expresaron la frustración y el descontento de los ciudadanos después de más de dos años de recortes.
La mayor de las protestas, en la capital portuguesa, culminó con el himno de la revolución de 1974 cantado por cientos de miles de gargantas en la Plaza de Comercio, en un desafío al Gobierno, cuya dimisión se pidió repetidamente.
Mareas de manifestantes corearon consignas y pancartas contra la troika y el Ejecutivo, y ondearon banderas lusas con una franja negra como símbolo de luto por la crisis que atraviesa el país.
Gritos como "Passos a la calle", "El pueblo unido jamás será vencido" o "Grecia llegó aquí" se unieron a lemas contra la troika como "Fuera de aquí, FMI" o "Entroikados y revoltados" (descontentos).
Entre el más de medio millón de personas que según los organizadores recorrieron la capital, estaba Maria Chaves, cajera desempleada desde hace dos años y que se queja de que le hayan recortado "aún más" la subvención por desempleo que recibe.
Chaves llegó sola y marchó hasta el final con un pequeño cartel que decía "Basta" y pedía la dimisión del Gobierno.
"No aguantamos más. Tenemos que destruir a este Gobierno antes de que nos destruya por completo. Nos están enterrando", declaró a Efe.
Entre los miembros de las asociaciones de jubilados que se unieron en bloque a la marcha en la Avenida Liberdade, estaba José Narciso, que sigue trabajando a pesar de recibir una pensión, para poder "sobrevivir".
"Solo pido que se vayan (los políticos), son unos incompetentes y nunca han trabajado. Yo trabajé más 40 años, fui a la guerra y sigo trabajando", dijo a EFE.
Frente al escenario de la plaza de Comercio, en la primera línea del público, Nidia Carraquinha, de 45 años, caminó tres horas y media y esperó hasta el final del acto para cantar el himno revolucionario que ya entonó en otros tiempos.
"Estoy en el desempleo y con esta edad ya no voy a encontrar trabajo", afirmó a Efe para explicar por qué acudió a la manifestación.
Muchos estudiantes se sumaron también a la protesta, que para algunos de ellos fue la primera, como Bruno Oliveira, de 19 años, que entró este año en la universidad.
"Solo me di cuenta hace poco de que estas políticas también me afectan. No pasamos hambre, pero padecemos los sacrificios y ya veo que la salida será emigrar", declaró.
La marcha, convocada por el movimiento ciudadano "Que se lixe a troika" (Que se fastidie la troika, en una traducción educada), aglutinó al movimiento de indignados y a jubilados, profesores, trabajadores de la sanidad, políticos de izquierda y sindicatos.
Según los organizadores, la amplia base social de la protesta superó sus expectativas y los números de la anterior marcha, el 15 de septiembre pasado.
Las manifestaciones transcurrieron sin incidentes relevantes en todo el país, aunque hubo al menos dos detenidos en Oporto e insultos y tensión en Lisboa entre un grupo de manifestantes y agentes de policía.
En todo el país los organizadores calculan que salieron a la calle más de un millón de personas y, aunque las autoridades lusas o dan datos sobre las manifestaciones, las emisoras de radio y televisión lusas consideraron las de hoy de las más multitudinarias registradas en el país.
La protesta, con el lema "O povo é quem mais ordena!" (El pueblo es el que manda), fue convocada sobre todo a través de las redes sociales pero también, por primera vez en ese movimiento, a través de carteles y propaganda en las calles de las principales ciudades lusas.
El Gobierno, que en sus veinte meses en el poder ha sufrido dos huelgas generales y las mayores manifestaciones registradas en el país desde la Revolución de los Claveles, no hizo comentarios sobre la marcha de hoy, pero esta semana Passos Coelho ratificó su determinación de mantener las políticas de austeridad. /EFE