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Opinión dividida sobre Thatcher tras su muerte

Domingo, 07 de abril de 2013 a las 07:30 pm
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Aguerrida y decidida a salirse con la suya, Margaret Thatcher dividió la opinión del mundo durante su vida y ahora también tras su muerte.

Muchos líderes ensalzaron a Thatcher por su determinación de modernizar el panorama industrial de Gran Bretaña, incluso al costo de huelgas y desórdenes, y de respaldar a Estados Unidos cuando Occidente se impuso en la Guerra Fría ante la Unión Soviética. Otros la consideraron una tirana despiadada que prefería el conflicto a los acuerdos.

En Argentina, el gobierno no emitió una reacción oficial, pero muchos argentinos la criticaron en Twitter, culpándola por la muerte de 649 soldados argentinos en el conflicto del Atlántico Sur. Thatcher ordenó el desembarco británico de 1982 en las Islas Malvinas para desalojar a los militares argentinos que las habían ocupado.

Unos 255 soldados británicos y tres isleños de las Malvinas murieron en la contienda.

"Thatcher es casi una mala palabra aquí en Argentina", dijo Rubén Chaves, residente de Buenos Aires. "Aquí nadie siente simpatía por ese nombre".

El legislador de las Malvinas Mike Summers dijo que Thatcher fue "una entre unos pocos líderes políticos que podrían haber organizado la expedición que ella montó en 1982 para restaurar nuestra libertad, y desde una perspectiva de las Islas Falkland (como se conoce en Gran Bretaña a las Malvinas) siempre será recordada por eso".

El primer ministro David Cameron elogió a su antecesora, quien encabezó el gobierno en la década de 1980, al considerarla "una gran británica". Pero otros, particularmente los socialistas de Europa que se enfrentaron a ella, mostraron menos aprecio en sus reacciones a la muerte de este ícono conservador, ocurrida el lunes.

Las banderas del Palacio de Buckingham, el Parlamento y en la totalidad de Gran Bretaña fueron colocadas a media asta y la reina Isabel II enviará una condolencia privada a la familia de la estadista conservadora de 87 años, indicó la casa real.

El gobierno le dispensará un funeral de Estado en Londres con plenos honores militares en la Catedral de San Pablo, aunque no fue anunciada la fecha. A esa ceremonia seguirá una cremación privada.

"Como nuestra primera ministra, Margaret Thatcher triunfó pese a todos los obstáculos", dijo Cameron en Madrid, donde acortó su viaje oficial a España y canceló una visita a Francia para regresar a Londres y preparar el funeral.

"Lo verdadero de Margaret Thatcher fue que no solamente dirigió nuestro país. Salvó a nuestro país", insistió Cameron, "y creo que pasará como la mejor primera ministra británica en tiempos de paz".

En Washington, el presidente Barack Obama dijo que muchos estadounidenses "nunca olvidarán su apoyo incondicional al presidente (Ronald) Reagan, recordando al mundo que no nos dejamos llevar simplemente por la corriente de la historia. Podemos moldearla con convicción moral, infatigable valor y voluntad de hierro".

En Polonia, el canciller Radoslaw Sikorski dijo que su país debería levantar una estatua a la estadista británica y en un tuit ensalzó a Thatcher como "una temeraria defensora de la libertad, (que) respaldó a las naciones cautivas y ayudó al mundo a ganar la Guerra Fría".

El ex primer ministro Tony Blair, que desalojó al Partido Conservador del poder siete años después de que Thatcher dimitió, reconoció que la ex primera ministra tuvo razón al desafiar a los sindicatos, el bastión tradicional del Partido Laborista de Blair.

"Muy pocos líderes tienen la oportunidad de cambiar no solamente el panorama político en su país, sino en el mundo. Margaret fue uno de esos líderes. Su impacto global fue vasto", agregó Blair.

"No se puede menospreciar su carácter o su contribución a la vida nacional británica", según Blair.

No todos los británicos coincidieron. Cientos de personas se concentraron en Glasgow, Escocia, y en el vecindario londinense de Brixton para realizar celebraciones, que incluyeron sombreritos y banderines de fiesta.

Las notas discordantes procedieron también de Irlanda del Norte, donde empeoró la reputación de Thatcher por romper la huelga de hambre de los reclusos del Ejército Republicano Irlandés (IRA) en 1981 que causó la muerte de 10 reos

Gerry Adams, líder del partido nacionalista Sinn Fein que ganó popularidad ante el enfrentamiento de Thatcher con las demandas del IRA sobre sus prisioneros, la tildó de hipócrita que aprobó negociaciones privadas con cabecillas del IRA pero se negó a hacer concesiones en público. /AP