Argentinos se manifestaban el sábado frente al Congreso en repudio al proyecto de ley recientemente enviado por el Gobierno para legalizar el aborto.
La movilización se replicaba en las principales ciudades del interior argentino.
El presidente Alberto Fernández remitió días atrás la iniciativa comprometida públicamente y esperada por los movimientos de mujeres que reclaman desde hace años su aprobación.
“Acá estamos para defender a las dos vidas, a la de la madre y a la del bebé, por eso de manera pacífica le queremos decir al Gobierno y a los legisladores que se equivocan si aprueban esta aberración”, dijo a Reuters Lorena Giacchino, estudiante de 27 años.
Mujeres con menores en sus manos, familias completas y sacerdotes se observaban entre los pacíficos manifestantes. La mayoría mostraba pañuelos celestes, un símbolo de quienes se oponen a la legalización del aborto.
En la protesta se podía leer pancartas con leyendas como “Luchando por los que no tienen voz” y “Salvemos las dos vidas”.
La iniciativa oficial, que es fuertemente cuestionada por sectores religiosos, legalizará la “interrupción voluntaria del embarazo”.
Argentinos divididos
En Argentina rige una ley de 1921 que solo permite la interrupción voluntaria del embarazo cuando hay un riesgo grave para la madre o en caso de violación. Pero los activistas dicen que las mujeres muchas veces no reciben atención adecuada y citan diferencias por regiones y clases sociales.
En 2018, el proyecto de despenalización del aborto llegó al parlamento pero no se convirtió en ley por un escaso margen.
“El debate no es decirle sí o no al aborto. Los abortos ocurren en forma clandestina y ponen en riesgo la salud y la vida de las mujeres que a ellos se someten.
El dilema que debemos superar es si los abortos se practican en la clandestinidad o en el sistema de salud argentino”, dijo recientemente Fernández.
El aborto es ilegal en casi todo Latinoamérica, una de las zonas del mundo más peligrosas para ser mujer. De los 21 países de la región predominantemente católica, solo Cuba, Uruguay, Guyana y Puerto Rico legalizaron la práctica sin condiciones.