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EEUU | Sepa cómo venezolanos transformaron el servicio delivery

Miércoles, 24 de abril de 2024 a las 08:18 am
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Para muchos venezolanos, el reparto de comida a domicilio se ha convertido en una tabla de salvación, una oportunidad para ganarse la vida en su nuevo hogar, ubicado en Estados Unidos.

Traen consigo un sistema de entrega de alimentos que ya han implementado con éxito en otros países, y que ahora están adaptando a las calles de Washington DC.

Esta ola de inmigrantes venezolanos está transformando el panorama del reparto de comida a domicilio en la capital estadounidense. 

Su arduo trabajo y su espíritu emprendedor son un ejemplo para la comunidad, y su presencia enriquece la diversidad cultural de la ciudad.

The Washington Post habló con más de 15 conductores de ciclomotores venezolanos sobre su creciente economía no tan clandestina. 

Repartir comida para empresas como DoorDash y Uber se ha convertido en un salvavidas para muchos de los venezolanos de D.C., algunos de los cuales se encontraban entre los más de 13.000 migrantes que los gobernadores republicanos han trasladado en autobús a la ciudad desde 2022, reseña Infobae.

“Mientras siguen el proceso de meses de duración de solicitar asilo y solicitar permisos de trabajo, muchos inmigrantes se han apoyado en la entrega de alimentos para mantenerse a flote económicamente”, señala el diario estadounidense.

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Pese a los beneficios, los venezolanos reconocen los desafíos que tiene este trabajo

Para la mayoría, el reparto de comida ofrece mucha más autonomía sobre sus horarios y salarios que otros sectores. 

Pero reconocen numerosos obstáculos: por ejemplo, la falta de acceso a un seguro médico, que aumenta los riesgos financieros de cualquier accidente. 

Gastos como el “alquiler” de cuentas de reparto de comida y la financiación de ciclomotores se suman a sus cargas. 

Yonatan Colmenarez, izquierda, y Raibi González / Foto: Sarah L. Voisin – The Washington Post

Y aunque algunos conductores afirman que su capacidad para entregar comida con rapidez ha sido elogiada por clientes y restaurantes, algunos residentes de D.C. han expresado públicamente su frustración por lo que consideran un comportamiento errático e inseguro de los ciclomotores.

Yonatan Colmenarez, inmigrante venezolano de 31 años, se gana la vida como repartidor en ciclomotor desde febrero. 

“Estoy trabajando muy duro para contribuir a este país que nos abrió sus puertas”, dijo Colmenarez.

“Al fin y al cabo, es un trabajo que muchos estadounidenses no quieren hacer, pero yo lo hago con gusto porque quiero demostrar que aprecio estar aquí y que la mayoría de nosotros somos buenas personas. Después de todo lo que costó llegar, estar en Estados Unidos es realmente una bendición de Dios”, expresó.

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Venezolanos iniciaron con las entregas a domicilio en ciclomotores

De acuerdo a lo reseñado por Infobae, los repartos de ciclomotores en D.C. empezaron hace unos dos años, según los conductores, con tres inmigrantes venezolanos y un colombiano. 

Desde entonces, el oficio se ha convertido en una industria artesanal fomentada por las recomendaciones boca a boca y la confianza mutua. 

Los conductores comparten consejos, desde cómo navegar por el laberinto de restaurantes populares hasta cómo abrir cuentas bancarias en Internet con una verificación mínima. Muchos compran sus ciclomotores en Facebook Marketplace, en tiendas locales o a un hombre que los vende desde una furgoneta blanca cerca de un Panda Express en Columbia Heights.

Tras llegar a D.C., Colmenarez encontró un hogar en uno de los albergues de la ciudad y acabó consiguiendo un permiso de trabajo. 

Decidió dedicarse al reparto de ciclomotores después de que un amigo le hablara de ello, pensando que sería una opción mejor que hacer malabarismos para trabajar en una empresa de construcción en Virginia durante el día y en un McDonald’s a medianoche.

Ahora, Colmenarez gana unos 4.000 dólares al mes, 700 de los cuales envía a su mujer y sus tres hijos, que viven en una casa que compró en Venezuela con sus ganancias, “tal como se lo pedí a Dios”.

Con información de Infobae

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