EFE
Juan Pablo II, el papa que será canonizado el próximo 27 de abril, se ha convertido en una de las personalidades claves de las últimas décadas, con influencia tanto entre los fieles católicos como en la geopolítica mundial.
Karol Wojtyla, el primer pontífice no italiano desde la elección del holandés Adriano VI en 1522, nació en 1920 en Wadowice, en el sur de Polonia, en el seno de una familia humilde.
Durante su pontificado, el más largo del siglo XX, se publicó el nuevo Catecismo Universal de la Iglesia (1992), se reconoció el Estado palestino y en 1994 el Vaticano estableció relaciones diplomáticas con Israel.
Desde el punto de vista histórico su papel ha sido considerado incluso clave en la reorganización de las fronteras europeas, por la desaparición de la Unión Soviética y la caída del telón de acero, un proceso al que se le adjudica una cercanía e influencia decisivas.
Su padre fue obrero y oficial del Ejército polaco y a él se le atribuye una educación en los principios de la fe y la compasión, valores que dijo tener presentes durante toda su vida, hasta su muerte el 2 de abril de 2005.
Comenzó a estudiar filosofía en Cracovia en 1938 pero tuvo que abandonar los estudios tras la ocupación de Polonia por parte del ejército alemán en 1939.
Fichado por la Gestapo, trabajó como obrero en unas canteras de piedra por las mañanas, al tiempo que estudiaba durante la noche.
En esta época, conoció al actor Mieczyslaw Koltarszyk, creador del teatro Rapsódico, con el que interpretó papeles de contenido patriótico.
Fue nombrado obispo titular de Ombi (Polonia) y auxiliar de la Archidiócesis de Cracovia en 1958; arzobispo de Cracovia en 1963 y cardenal en 1967.
En 1962, participó en el Concilio Vaticano II, convocado por Juan XXIII, hasta su clausura en 1965.
Tras la muerte repentina del papa Juan Pablo I, Karol Wojtyla fue elegido sucesor con el nombre de Juan Pablo II.
Tenía 58 años y se convirtió en el pontífice más joven del siglo XX.
Fue investido el 22 de octubre de 1978 y eligió para su Pontificado el lema "Totus tuus ego sum" ("Todo tuyo soy yo"), una frase que le acompaño durante sus años al frente de la Santa Sede.
Preocupado por la renovación de la Iglesia y paladín de la familia, defendió el valor de la vida y criticó los métodos anticonceptivos, el divorcio, el aborto, la eutanasia y los experimentos de clonación humana, opiniones que le valieron críticas de sus detractores por excesivamente conservador.
El 13 de mayo de 1981 salió con vida de un atentado perpetrado en Roma por el joven turco Alí Agca; posteriormente perdonó al autor del ataque, un suceso sobre cuya trama original hubo un debate que continúa.
Durante su pontificado realizó 1.339 beatificaciones, entre ellas las de los papas Pío IX y Juan XXIII, y 482 canonizaciones, entre ellas las de Juan Diego, el primer indígena de Latinoamérica proclamado santo, o la del español José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei.
Conocido como el papa viajero, Juan Pablo II visitó más países que cualquiera de los papas anteriores y alcanzó el 4 de octubre de 1995 un curioso récord: la superación del millón de kilómetros recorridos.
Pero también recibió numerosas visitas en el Vaticano, como la del presidente de la Unión Soviética Miajil Gorbachov, o la del mandatario cubano Fidel Castro, una entrevista que supuso el primer paso en la normalización de las actividades religiosas en Cuba.
Fue, además, un papa que prestó atención especial a los jóvenes, pues fundó las Jornadas Mundiales de la Juventud con la idea de acercar la Iglesia y formar en la fe a toda una generación de cristianos desde la cuna.
Falleció el 2 de abril de 2005 en su Palacio del Vaticano y fue enterrado el 8 de abril en las Grutas Vaticanas, a pocos metros de la tumba del apóstol San Pedro, lugar que anteriormente ocupó Juan XXIII.
Juan Pablo II permaneció allí hasta el 1 de mayo de 2011, fecha de su beatificación, cuando fue trasladado a la capilla de San Sebastián en el citado templo vaticano.
A Wojtyla se le atribuyen numerosos milagros, como el de la monja francesa Marie Simon Pierre que sufría parkinson y cuya curación, carente de explicación científica, fue esencial para su beatificación, en 2011.
El segundo confirmado por el Vaticano para cumplir con los requisitos de la canonización de esta semana fue la curación de una mujer de Costa Rica, Floribeth Mora, que había sufrido una seria lesión cerebral incurable, que sanó inexplicablemente y que asistirá a las celebraciones que llevarán a los altares al papa polaco.