El Partido Popular de Mariano Rajoy ganó el domingo de forma ajustada las elecciones españolas al Parlamento Europeo frente a la competencia que le planteó el Partido Socialista, pero el bipartidismo sufrió un golpe notable con el ascenso de formaciones minoritarias y el auge del independentismo catalán.
El PP gobierna en España desde 2011 y consiguió el 26,04% de los votos al hemiciclo europeo, donde contara con 16 escaños, frente a 14 del PSOE, que recogió el 23,03% de los votos, una vez escrutado el 97,95% de las papeletas. Pero el partido de Rajoy perdió siete escaños en comparación con las elecciones europeas de 2009 y el PSOE cedió nueve.
La tercera fuerza política que represente a España en el Europarlamento es la resurgida Izquierda Unida de Willy Meyer, que en tiempos de fuertes recortes sociales del PP consiguió el 9,99% de los votos y seis escaños, mejorando sus resultados de las elecciones de 2009, en que apenas contabilizó dos asientos.
Destacó el auge de la formación Podemos liderada por Pablo Iglesias, representante del movimiento de los Indignados del 15-M, que copó gran parte de las protestas por los severos recortes por parte de la derecha y totalizó cinco escaños, producto del 7,9% del sufragio.
Los partidos catalanes, que tienen previsto realizar una consulta por la independencia el próximo 9 de noviembre, disfrutaron de su más alta participación en unos comicios europeos, el 47,44%, coparon cinco escaños continentales y vieron como ERC, la fuerza más vehemente por el proceso separatista, superó en votos (el 23,67 a su socio en el gobierno de Catalunya, CIU (21,86%) en su propia región.
El PP había sufrido una ajetreada campaña con sonada polémica por las declaraciones machistas de su representante Miguel Arias Cañete y temió ver comprometido su triunfo por el Partido Socialista, líder de la oposición y con Elena Valenciano como cabeza de cartel.
Pero al final los populares se vieron más comprometidos por el refuerzo de la izquierda, con la resurgida IU y la entrada en escena de Podemos, que por la tradicional oposición de los socialistas cuyo líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, deberá afrontar desde ya un proceso renovador de cara a competir por las elecciones generales programadas para dentro de año y medio.
Más de 36 millones de españoles fueron convocados a las urnas en las séptimas elecciones europeas desde que el país entrara en democracia y la jornada se desarrolló con total normalidad, pero la participación se anticipaba y resultó menor al 50% de los censados.
Los primeros datos de participación indicaron un 23,89% para la totalidad del país, unas pocas décimas por debajo de la registrada a la misma hora en las anteriores elecciones europeas, en 2009, que contabilizó un 24,1%.
La tendencia se mantuvo al hacerse públicos los segundos datos a las 6 de la tarde, cuando se constató un 34,08% de participación por 33,79% de la convocatoria anterior. A las 10 de la noche, las cifras mejoraron hasta registrar un 45,58%, ligeramente superior al 44,9% de cinco años atrás.
En Cataluña, la participación era de 25,26% al mediodía, unos seis puntos más que los comicios de hace cinco años (19,35). Ya en la tarde, se pasó al 35,40%, casi nueve puntos más que en 2009 en esa misma franja horaria (26,77). En la noche, la diferencia se asentó en los diez puntos: del 36,94% de 2009 al 47,44% en 2014.
El candidato de Convergencia i Unió, Ramón Tremosa, había remarcado que la jornada marcaría en parte el futuro del proceso independentista catalán. "Nuestra libertad pasa por las urnas", subrayó quien al final se ubicó tercero en España bajo la bandera de la formación Coalición Por Europa pero fue rebasado en Cataluña por la fuerza de la ERC de Josep María Terricabras.
A España le corresponden 54 escaños de los 751 que componen el hemiciclo europeo.
En las elecciones al Parlamento Europeo, cerca de 400 millones de personas en 28 países del continente tuvieron derecho a voto, eligiendo entre más de 16.000 candidatos que representan a 953 partidos o listas.