EFE
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pone hoy punto final a sus nada tranquilas vacaciones estivales, tras las cuales deberá afrontar un intenso mes de septiembre en Washington, con asuntos cruciales como el debate del techo de la deuda federal o su ambiciosa reforma fiscal.
Altos funcionarios de la Casa Blanca han descrito el mes que viene como "brutal", "malo" o "realmente duro", según apunta el diario Político, debido a la confluencia de temas especialmente complejos a los que se tendrá que enfrentar el Ejecutivo.
Sin embargo, con un equipo mermado por los múltiples y recientes despidos y renuncias, salpicadas de escándalos, sus asesores más cercanos también consideran que reabrir el debate político es fundamental para que la Presidencia vuelva a su curso.
Los temas más acuciantes y complicados serán la negociación del techo de la deuda de la nación, el presupuesto federal de 2018, la reforma fiscal, los presupuestos para infraestructuras y, tal vez, un nuevo intento de revocación de la ley sanitaria conocida como Obamacare, tras el fracaso cosechado hasta el momento.
Pero lo que hará las cosas más complicadas para el magnate será el hecho de que la mayoría de esos asuntos requieren de la intervención del Congreso, donde pese a haber una mayoría republicana, Trump no logra encontrar consenso en las filas de su propio partido.
"El presidente ha dejado claro su compromiso de lograr que el Congreso apruebe la reforma sanitaria, la reforma tributaria y (los fondos para) infraestructura, y no tendría por qué elegir (entre ellas)", dijo recientemente Kelly Love, una de las portavoces de la Casa Blanca.
El 30 de septiembre será una fecha clave para el mandatario, ya que es cuando concluye el plazo para elevar el techo de la deuda y para financiar el Gobierno para el próximo año fiscal.
En ese debate, la Casa Blanca también quiere obtener dinero para una de las grandes promesas del multimillonario, la construcción del muro fronterizo con México, así como un aumento en los gastos de defensa y reducción en diplomacia, al mismo tiempo que pretende recortar el déficit. Un difícil equilibrio.
La Administración Trump ya cedió en las negociaciones sobre el presupuesto del actual año fiscal, que se retrasaron hasta la primavera de 2017, concediendo a los demócratas que no se incluyese financiación para el muro, ya que estos se oponían de manera frontal y estaban dispuestos a que se incurriese en un cierre parcial del Gobierno.
Ese escenario podría repetirse
No obstante, la salida del equipo de Gobierno de Trump del hasta este viernes estratega jefe de la Casa Blanca, Steve Bannon, podría facilitar las cosas, ya que éste lideraba el ala más dura y extremista a la hora de negociar con el Legislativo y cumplir las promesas electorales.
Aún así, el propio Trump ha demostrado en los últimos meses ser un presidente impaciente al presionar a los congresistas con plazos casi quiméricos para los ritmos del Capitolio, por lo que de su templanza para lograr los objetivos y de su capacidad de concesión dependerán mucho sus éxitos o fracasos.
Por otra parte, el presidente vuelve de nuevo al trabajo con una fuerte polémica alrededor de sus comentarios sobre el supremacismo blanco tras los incidentes de Charlottesville (Virginia), donde una joven de 32 años falleció al ser atropellada por un presunto neonazi durante un choque de manifestantes nacionalistas blancos y antirracistas.
Las palabras del magnate, primero tibias en su condena, y después impactantes, al "culpar a los dos bandos", le han valido no solo la condena de un grueso de la ciudadanía y la comunidad internacional, sino también de influyentes miembros de su partido, con quienes tendrá que trabajar desde este lunes para sacar adelante su agenda.
2017-08-20